El Banco Central se encuentra en una situación crítica, habiendo tenido que vender otros US$ 186 millones en un intento desesperado por frenar la escalada del dólar en todas sus variantes. En un período de apenas cuatro días, la autoridad monetaria ha liquidado más de US$ 930 millones, lo que pone de manifiesto la creciente presión sobre las reservas internacionales.
Las reservas internacionales han caído drásticamente en US$ 161 millones, situándose en US$ 27.045 millones. Sin embargo, es importante destacar que desde el pasado viernes, han registrado una alarmante disminución de US$ 1.057 millones. Este contexto de caída pone en evidencia una bomba que puede estallar en cualquier momento, afectando a la economía en su conjunto.
En cuanto al mercado cambiario, el dólar minorista—sin impuestos—se ha operado a $1.039,90 para la compra y $1.099,51 para la venta, mostrando un leve aumento respecto al cierre del martes. En el Banco Nación, el billete se cotiza a $1.089,25. Por su parte, el dólar blue ha retrocedido a $1.280, lo que contrasta con el incesante aumento de otras versiones del dólar.
En el segmento mayorista, la divisa estadounidense se ha establecido en $1.069,75, un incremento de 75 centavos respecto al cierre del martes. En este contexto, casi todos los contratos del dólar futuro han registrado importantes caídas tras la disparada de los últimos días. Sin embargo, diciembre se ha convertido en una excepción, ya que subió un 2,2%, con el mercado estimando un dólar oficial en $1.420 y un «crawling peg» del 5,2%.
El dólar MEP ha disminuido a $1.289,92, posicionando la brecha con el dólar oficial en 20,6%. El Contado con Liquidación (CCL) también ha cedido, situándose en $1.289,74, con un spread respecto al oficial del 21,6%. Adicionalmente, el dólar tarjeta o turista, que equivale al dólar oficial minorista más un recargo del 30% aplicable al Impuesto a las Ganancias, se opera en $1.416,03. Finalmente, el dólar cripto se encuentra en $1.303, mientras que el Bitcoin ha alcanzado un valor de US$ 85.127.
Este conjunto de circunstancias genera una sensación de inminente explosión en el mercado cambiario argentino, donde cada movimiento puede desatar un efecto dominó en la economía nacional. La combinación de reservas en declive, un dólar que no para de escalar y una población ansiosa por entender la situación vuelve este escenario cada vez más volátil y peligroso.