
La retracción del poder adquisitivo y la incertidumbre política continúan afectando al comercio minorista. La Rioja replica la tendencia nacional, con comercios que luchan por sostener la actividad en un contexto de bajo consumo y falta de liquidez.
El Índice de Ventas Minoristas PyME elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) mostró en septiembre una caída del 4,2% interanual a precios constantes, mientras que la comparación mensual desestacionalizada marcó un descenso del 2%. A pesar de esa retracción, en el acumulado de los primeros nueve meses del año el indicador aún mantiene un crecimiento de 5% respecto del mismo período de 2024.
El estudio, realizado sobre una muestra de 1.183 comercios de todo el país, evidencia que la contracción del consumo atraviesa a todos los rubros. Los sectores más afectados fueron:
- Textil e indumentaria (-10,9%)
- Bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles (-6,2%)
- Perfumería fue el único rubro que logró un leve crecimiento mensual del 1,4%, impulsado por el cambio de estación y las compras asociadas al cuidado personal.
Entre las causas principales de la caída, CAME señala la pérdida del poder adquisitivo, el endeudamiento de los hogares y la falta de estímulos al consumo, en un contexto de incertidumbre política y económica. Los comerciantes consultados remarcaron la dificultad para sostener los márgenes de rentabilidad frente a los aumentos de precios de proveedores, alquileres y servicios. Muchos negocios se apoyaron en promociones bancarias, descuentos en efectivo y ventas por redes sociales para intentar sostener la actividad.
Según el relevamiento, el 55% de los empresarios PyME afirmó que su situación actual es igual a la del año pasado, mientras que el 38% percibió un empeoramiento, tres puntos por encima de agosto. Solo el 7% manifestó haber mejorado sus ventas o su rentabilidad. Aun así, las expectativas a futuro muestran un leve optimismo: el 47,6% de los consultados prevé una mejora en 2026, el 41,5% espera que todo siga igual y el 10,8% anticipa que la situación empeorará. No obstante, seis de cada diez empresarios consideran que no es un buen momento para invertir.
Rubros como alimentos y bebidas (-3,1%) o farmacia (-1,4%) también mostraron descensos moderados, aunque sostienen cierta estabilidad gracias a la demanda esencial. En contrapartida, los sectores vinculados al equipamiento del hogar, la vestimenta o los bienes durables continúan siendo los más golpeados por la contracción del crédito y la postergación del consumo. En general, las ventas nominales crecieron solo por efecto de la inflación, sin un aumento real en unidades.
El informe destaca además que el comportamiento del consumidor sigue marcado por la cautela: se priorizan compras pequeñas, pagos en efectivo y artículos de necesidad básica. La incertidumbre cambiaria y la volatilidad de precios generan un clima de espera, donde tanto las familias como los comercios ajustan sus decisiones a corto plazo. El consumo se mantiene frágil, y la recuperación depende en gran medida de la estabilidad macroeconómica y de políticas que incentiven el poder de compra.
- La Rioja: una economía provincial en busca de estabilidad
En la provincia de La Rioja, el panorama acompaña la tendencia nacional. Comercios locales señalan una caída sostenida de ventas en torno al 10% interanual, con especial impacto en los rubros de indumentaria, calzado y artículos para el hogar. La pérdida de poder adquisitivo del salario público —que representa una porción importante del ingreso provincial—, junto con el retraso en la llegada de fondos nacionales y la disminución de la obra pública, profundizan la recesión en el mercado interno.
El sector PyME riojano mantiene expectativas prudentes, apoyadas en el rol del consumo local y en el eventual repunte que podrían generar las festividades de fin de año. Sin embargo, los empresarios advierten que sin una recomposición del ingreso real y un alivio financiero, será difícil revertir la tendencia. La economía provincial, dependiente en gran medida del gasto público, se enfrenta así al desafío de sostener la actividad comercial en un escenario con inflación, restricciones presupuestarias y caída del consumo.