
Entre diciembre de 2023 y junio de 2024 cerraron más de 16 mil empresas en Argentina, a razón de 28 por día, lo que provocó la pérdida de más de 236 mil empleos registrados. De acuerdo con un informe publicado por el Grupo Atenas el país atraviesa una caída productiva que supera incluso a la de la pandemia y afecta con fuerza a la construcción y la industria manufacturera.
Desde diciembre de 2023 hasta junio de este año, cerraron 16.322 empresas en todo el país, un promedio de 28 por día, según un informe del Grupo Atenas. En el mismo período se perdieron 236.139 empleos registrados, una cifra que, de acuerdo con los economistas Martín Pollera y Mariano Macchioli, supera la destrucción productiva observada durante la pandemia de COVID-19.
El estudio describe la situación como una “glaciación productiva”, un proceso de enfriamiento estructural de la economía que erosiona la base empresarial, debilita al Estado y vuelve insostenible el modelo actual. Los sectores más golpeados son la construcción y la industria manufacturera, afectados por la paralización de la obra pública, la caída de la inversión privada y los bajos niveles de utilización de la capacidad industrial.
El documento advierte que el recorte del gasto primario, equivalente al 4% del PIB (unos 24 mil millones de dólares), concentrado en salarios públicos, transferencias sociales y obra pública, tuvo un efecto multiplicador negativo en toda la economía. En este contexto, empresas de distintos tamaños han optado por cierres totales, suspensiones o despidos parciales como estrategia de supervivencia ante la caída de ventas y rentabilidad.
El monitor territorial del Grupo Atenas analizó 100 casos representativos y concluyó que más del 50% de las pymes encuestadas cerraron o suspendieron personal. Las empresas medianas aplicaron despidos parciales, mientras que las grandes redujeron su fuerza laboral para sostener su actividad. Entre las principales causas se mencionan la caída de la demanda, la falta de financiamiento, la apertura importadora y la ausencia de políticas industriales.
El impacto es especialmente severo en provincias con fuerte base industrial, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, que encabezan los cierres. Las regiones de Cuyo, NEA y NOA también sufren con fuerza la contracción del consumo y la paralización de la obra pública, factores que profundizan el deterioro del tejido productivo nacional.