Según los datos de enero el sector utiliza el 33,9% (y quedó por debajo de enero del año anterior). Se trata de datos oficiales del INDEC y marcan un gran problema para la Provincia (se estima que en ese rubro se concentra casi el 50% de la mano de obra del Parque industrial riojano). La producción empezó el 2025 estando 22 puntos abajo de noviembre del 2023. Los detalles y el impacto de la caída en las ventas.
El panorama de la industria textil argentina es alarmante. Según los últimos datos del INDEC, las empresas textiles del país solo están utilizando el 33,9% de sus capacidades productivas. Esta dramática caída de la producción, que representa una disminución del 2,8% respecto al mismo mes del año anterior, refleja el impacto negativo de las políticas económicas actuales, lideradas por el gobierno de Javier Milei. Con la reducción de ventas y el aumento de costos, muchas empresas se ven forzadas a frenar sus máquinas y despedir personal, lo que agrava aún más la crisis laboral.
En provincias como La Rioja, donde la industria textil concentra más del 50% de la mano de obra del parque industrial, este declive tiene un impacto directo sobre el empleo, dejando a cientos de familias sin sustento. La baja en la utilización de la capacidad instalada golpea con fuerza a los trabajadores, quienes ya enfrentan condiciones laborales precarias debido a la falta de medidas de apoyo y a la continua inflación que desajusta los salarios.
El gobierno de Milei, con su enfoque centrado en el ajuste fiscal y la apertura de importaciones, ha dejado a los empresarios a la deriva. La falta de políticas de incentivo, la alta carga impositiva y la dificultad para acceder a financiamiento están asfixiando a las pequeñas y medianas empresas, que son las principales fuentes de empleo en el sector. En este contexto, los trabajadores, especialmente los de la industria textil, se ven atrapados entre la falta de oportunidades y un mercado que cada vez ofrece menos opciones.
El futuro de la industria textil argentina parece incierto. La falta de apoyo estatal y la continua disminución de la producción dejan entrever que, si no se toman medidas urgentes para reactivar el sector, los daños sociales y económicos serán irreversibles. Es imperativo que el gobierno escuche las demandas del sector productivo y de los trabajadores, antes de que sea demasiado tarde.