“Estar más cerca del cielo”, Ana Martínez la primera riojana en subir el Aconcagua

Con tono cálido y calmado, Ana Martínez, chileciteña, riojana, empieza a contar la experiencia más difícil que le toco vivir pero también las más increíble y única. El montañismo para ella es un estilo de vida del que es parte su familia, porque no solo es deportista, es madre, esposa, profesional.

"Llega un momento en que estás entre esas dos cosas, me vuelvo me quedo, pero no, hay que seguir, son los sueños de uno y ningún sueño es fácil”.

En primera persona, Ana Martínez cuenta que “este desafío surge como una cuestión de superación propia, no la veo desde otro lado, fue simplemente una cuestión de entrenamiento al principio y que luego se convirtió en un estilo de vida”.
Si bien, hace varios años hace montañismo, Ana explica que no siempre es fácil complementarlo con la vida diaria, “es un poquito complicado porque yo trabajo, soy madre, tengo mi familia y me lleva varias horas de entrenamiento, además del gimnasio y salir a las expediciones los fines de semana, entonces en mi caso lo complemento integrando a la familia, si tengo que salir trato de incluirlos y que ellos estén cerca, no están a la par mía, siempre los afectos cuanto más cerca para mí es mejor”.
El montañismo es una disciplina que lleva a superar los propios límites, pero que lleva al deportista a asumir ese desafío? Ana Martínez lo resume sencillamente, “acepté primero el reto sin pensar que me iba a llevar tanto tiempo, después fui cayendo en la realidad, no eran solamente las horas de entrenamiento, sino que caí en la realidad cuando llegué allá y pasaban los días, es difícil estar muchos días aislados, sin comunicación alguna, no tenía señal, no teníamos teléfono y extrañar para mí fue fuerte, me acordaba las palabras de mi marido antes de irme, acordate a qué vas, entonces trataba de mentalizarme, en dar todo de mí para esto, había ido para estar más cerca del cielo”.
Los conocedores del montañismo dicen que las montañas producen un gran abanico de emociones, bienestar, alegría, felicidad e incluso miedo, angustia y ansiedad, gestionarlas es la clave del éxito y Ana Martínez lo sabe “hay momentos en los que te queres volver, la verdad es que estás entre hacer lo que viniste a hacer o me vuelvo porque lo estoy pasando mal, teníamos muchos días de frío, pase dos noches de bastante frío donde no pude dormir, temblaba toda la noche, no aguantas esa comida, te duele el cuerpo, te duele la espalda, caminar, llevar la mochila. Llega un momento en que estás entre esas dos cosas, me vuelvo me quedo, pero no, hay que seguir, son los sueños de uno y ningún sueño es fácil”.

Con mucha seguridad, Ana reconoce que su mayor fortaleza es la superación propia “siempre pienso para que vine, para que estoy y en hacer algo de mi vida, no solamente para que fui a la expedición, si no que esto lo hago para dejar un mensaje, en mi caso es que las mujeres podemos hacer esto y mucho más, que no nos tiene que limitar el trabajo o la familia, nosotras podemos hacer muchas cosas entonces eso me moviliza”.
A través de los años, las mujeres lograron espacios en todos los ámbitos de la sociedad y destacan cada vez más por su capacidad en diversas disciplinas, rompiendo limitaciones y estereotipos que tradicionalmente se les atribuían. La chileciteña no es solo una fuente de inspiración, es un modelo para quienes al igual que ella, quieren dar un paso al frente, enfrentar sus propios desafíos y escalar sus propias cumbres.
Por último, Ana describe esta experiencia como única e irrepetible, pero tiene muchas mas montañas que subir, “me motiva, no lo competitivo, sino conocer lugares, eso es lo que más gusta y mostrar a la gente, a las mujeres todo lo que hay, todo lo que podemos alcanzar, a lo que podemos llegar, no se dejen estar, no se autolimiten, todas podemos, no importa la edad ni la condición que tengamos, todas podemos concretar cualquier meta que nos propongamos”.

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