El presidente Donald Trump y el secretario de Estado Marco Rubio negaron este 30 de octubre que Estados Unidos haya decidido lanzar una ofensiva militar contra Venezuela, luego de que The Miami Herald y The Wall Street Journal publicaran que Washington se preparaba para una posible “campaña aérea” contra instalaciones vinculadas al Cártel de los Soles.
En declaraciones oficiales, Rubio aseguró que “no hay ningún plan de ataque en marcha”, aunque advirtió que la administración estadounidense “sigue de cerca las actividades del régimen de Nicolás Maduro y sus conexiones con el narcotráfico internacional”.
El mandatario venezolano Nicolás Maduro enfrenta cargos por narcotráfico en Estados Unidos desde 2020. Según la acusación del Distrito Sur de Nueva York, Maduro es considerado “el líder de la organización narcoterrorista Cártel de los Soles”, integrada por altos funcionarios militares y políticos de su gobierno. La fiscalía sostiene que el grupo utilizó estructuras del Estado venezolano para traficar toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
De acuerdo con el Departamento de Justicia (DOJ), el nombre del cártel proviene de las insignias de sol que portan los altos mandos del Ejército venezolano. La investigación detalla que Maduro habría negociado envíos de cocaína con las FARC, proporcionado armas a esa guerrilla y coordinado operaciones de tráfico a través de Honduras y otros países.
Junto a Maduro, también fueron imputados Diosdado Cabello, uno de los hombres más poderosos del chavismo, y Hugo Carvajal, exgeneral detenido en Nueva York que se declaró culpable en junio de 2025. Según estimaciones oficiales, entre 200 y 250 toneladas métricas de cocaína salen anualmente desde Venezuela, lo que representa hasta un 13% de la producción global.
Diversas organizaciones han documentado los vínculos del chavismo con el narcotráfico. El think tank InsightCrime señaló en 2025 que el régimen de Maduro “regula economías criminales, incluido el comercio de cocaína, para sostenerse políticamente”. Según esa investigación, el Cártel de los Soles no responde a una jerarquía única, sino que opera como una “federación criminal” en la que participan distintos mandos militares.
Por su parte, el portal venezolano Armando.info reveló en 2023 que existen alianzas entre oficiales de la Fuerza Armada venezolana, el Cártel de Sinaloa y la guerrilla del ELN colombiano. El informe sostiene que el tráfico de drogas se maneja como un negocio privado por militares que controlan zonas estratégicas del país.
Según un estudio de Transparencia Venezuela, en 2022 el 15,6% de la economía venezolana provino de actividades ilícitas, de las cuales el narcotráfico representó más de 5.000 millones de dólares.
El caso más resonante fue el de Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de Cilia Flores, esposa de Maduro, quienes fueron condenados en 2017 a 18 años de prisión por conspirar para traficar cocaína hacia Estados Unidos. Ambos fueron liberados en 2022 tras un intercambio de prisioneros entre Caracas y Washington.
Informes de la ONU y la DEA coinciden en que Venezuela se consolidó como punto de partida de los envíos de cocaína hacia México y Centroamérica, desde donde la droga continúa hacia Estados Unidos.
El Informe Global sobre la Cocaína 2023 de la ONU advierte que los vuelos clandestinos desde Venezuela aumentaron de dos por semana en 2017 a casi uno diario en 2018, una tendencia que persiste.
Aunque la Casa Blanca negó cualquier intención de intervención militar, las recientes publicaciones de prensa volvieron a colocar a Venezuela en el centro de la disputa regional contra el narcotráfico.
“Maduro es el líder de una organización criminal que ha convertido a Venezuela en un santuario para el narcotráfico”, reiteró Rubio, mientras la administración Trump insiste en mantener la presión diplomática y judicial sobre el régimen bolivariano.
