
La investigación por el triple femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez sumó en los últimos días un dato clave: la justicia argentina logró acceder a los alias de los capos narcos peruanos que habrían ordenado los crímenes desde la ciudad de Trujillo, el mismo lugar de origen de la familia de Tony Janzen Valverde, alias «Pequeño J», señalado como uno de los jefes operativos de la banda.
La información fue enviada a la UFI de Homicidios de La Matanza por sectores de inteligencia de la Policía Nacional del Perú, y se espera que en las próximas horas se firme la prisión preventiva de los nueve detenidos y que la causa pase al fuero federal de Morón, donde se investigará la red de narcotráfico detrás de los asesinatos.
El intercambio de información se dio a través de un canal extraoficial de cooperación entre los fiscales argentinos Carlos Adrián Arribas, Claudio Fornaro, Diego Rulli y Lorena Pecorelli, y las fuerzas peruanas de inteligencia, que activaron operativos en Trujillo para rastrear los movimientos de la organización.
Gracias a esa colaboración, se logró ubicar y capturar en Lima a «Pequeño J» y a su ladero, Matías Ozorio, cuando intentaban fugarse del país. Ambos permanecen detenidos en Perú a la espera del proceso de extradición.
También trascendió que Miguel Villanueva Silva, pareja de la mujer que subalquiló la casa donde fueron asesinadas las tres jóvenes, también nació en Trujillo, lo que refuerza el vínculo entre los homicidios y la estructura criminal peruana.
Los investigadores trabajan ahora en cruzar los alias aportados por la policía peruana con el contenido de los teléfonos celulares secuestrados a los detenidos en Argentina.
Las pericias revelaron mensajes y fotos con picos y palas enviadas entre los acusados horas antes del crimen, un detalle que refuerza la hipótesis de una planificación premeditada.
Fuentes del expediente sostienen que los asesinatos no fueron ordenados por los miembros locales de la banda, sino por una cúpula superior radicada en Perú.
Esa teoría se apoya en testimonios de arrepentidos, como el de Celeste Magalí González Guerrero, quien mencionó a un «abuelo» y un «papá» como los verdaderos jefes del grupo, ambos vinculados al negocio narco transnacional.
Tres integrantes del nivel medio de la organización, Alex Ydone Castillo, Manuel Valverde y David González Mamani, siguen prófugos y tienen alertas rojas de Interpol por el delito de triple homicidio agravado por premeditación, alevosía y ensañamiento, una figura que prevé prisión perpetua.
Ydone Castillo, además, ya había sido detenido en Buenos Aires en 2020 por otra orden internacional de captura emitida desde Perú, donde era investigado por un cargamento de 51 kilos de cocaína. Fue liberado por motivos vinculados a la pandemia y porque el pedido de extradición del gobierno peruano no llegó a tiempo.
El hallazgo de los alias coincide con un momento clave del caso: la firma de las prisiones preventivas para los nueve detenidos y el traslado del expediente al fuero federal de Morón.
Según confirmaron fuentes judiciales, la resolución, un documento de cientos de páginas, se firmará a mediados de esta semana, y dará por esclarecido el hecho principal en la órbita provincial.
En esa resolución, los fiscales dejarán constancia de que los crímenes fueron parte de una estructura de narcotráfico internacional, lo que explica la intervención de la justicia federal en la etapa siguiente.
Mientras tanto, «Pequeño J» sigue detenido en un penal de Perú, a la espera de que se concrete su extradición para ser indagado por los asesinatos que estremecieron a Florencio Varela en septiembre pasado.