Robert Francis Prevost, ahora llamado León XIV, nació en Chicago en 1955, aunque sus orígenes son franceses, italianos y también españoles, ya que su madre tenía ascendencia en nuestro país. Estudió Ciencias Matemáticas y, tras licenciarse, se especializó en Filosofía.
A sus 28 años decidió ordenarse sacerdote. Este fue el primer paso en su trayectoria espiritual. Se trasladó a Perú, donde actuó como misionero de la orden de los agustinianos.
Allí trabajó en barrios marginales de Trujillo, Chulucanas, Iquitos o Apurímac, lo cual le ha acercado a la realidad de las personas de todas las clases sociales. A lo largo de los años ha aprendido a hablar inglés, español, italiano, francés, portugués y entiende algo de latín y alemán.
Mientras estuvo en el país sudamericano trabajó en la Orden de San Agustín. Lo que más destacan de él es su capacidad de escucha, su discreción y amabilidad y su visión internacional. Quizá lo más importante es que ha evitado la temida teoría del péndulo, que señala que tras un Pontífice más progresista, llega uno conservador.
El discurso del Papa León XIV
El nuevo Pontífice ha emitido un discurso al salir al balcón de la Basílica de San Pedro, como es habitual. «La paz esté con todos vosotros. Hermanos y hermanas queridísimos. Este es el primer saludo del Cristo resucitado, el buen pastor que ha dado la vida para Dios. Yo también quisiera que este saludo de paz entrara en nuestro corazón y alcanzara a todas las personas en cualquier lugar, a todos los pueblos y a toda la tierra. La paz esté con vosotros», ha empezado.
En nuevo líder ha recordado al papa Francisco, tanto por su excelente labor como su personalidad amable. «Todavía guardamos en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente del papa Francisco que bendecía a Roma», ha dicho. No se ha quedado ahí y ha recordado cómo su antecesor «dio su bendición al mundo entero esa mañana del día de la Pascua», tan solo un día antes de su fallecimiento.
Ahora, Prevost pide que le permitan «seguir esa misma bendición». Algo que ha dejado claro con sus siguientes palabras: «Dios os quiere a todos y el mal no va a prevalecer. Somos todos hermanos de Dios. Por eso, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, vamos adelante».
Para finalizar, agradeció «a todos los hermanos cardenales» tras haberlo elegido en el cónclave, sin los cuales no estaría aquí. Eso sí, su último mensaje ha ido dirigido a su «querida» Chiclayo, «donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel». Después de saludar un par de veces más y agradecer el cariño, el nuevo papa ha vuelto a entrar en la basílica, comenzando así una nueva era.