La apertura oficial de la 49° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires estuvo marcada por una fuerte polémica. Este jueves, en el Predio Ferial de La Rural, el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, fue abucheado por el público presente durante el acto inaugural. Los reclamos se centraron en las políticas de ajuste cultural y desfinanciamiento impulsadas por el Gobierno de Javier Milei.
En su discurso, Cifelli intentó marcar una ruptura con ediciones anteriores: “Sostenemos una cultura libre y sin una orientación ideológica. La política partidaria no debe intervenir en la cultura, y mucho menos debe ser motivo de gastos innecesarios”. Sin embargo, sus palabras encendieron la indignación de gran parte de los presentes, que lo interrumpieron con silbidos, gritos y pancartas, como respuesta al vaciamiento institucional que atraviesan áreas claves de la cultura nacional.
El secretario agradeció al nuevo presidente de la Fundación El Libro, Christian Rainone, “por dejar atrás el tono politizado y confrontativo” de otras ediciones. Pero el gesto fue percibido como una provocación por gran parte del público y representantes del sector editorial, que cuestionan el discurso de neutralidad cultural del gobierno en medio de medidas que han desfinanciado al INCAA, cerrado programas de fomento a las artes y perseguido voces críticas.
Una de las respuestas más simbólicas fue protagonizada por la escritora Claudia Piñeiro, quien, junto a otros autores, alzó una imagen del escritor y periodista Osvaldo Bayer, en protesta por la destrucción de su estatua en Santa Cruz apenas sólo un día después de conmemorar la Memoria, Verdad y Justicia. “Subir la cara de Bayer nos pareció el acto político más contundente que podíamos hacer. El gobierno desmantela, y nosotros volvemos a traer a escena eso que desmantela”, sostuvo Piñeiro, quien reivindicó la figura del autor como ícono de los derechos humanos y la memoria cultural argentina.
La tensión escaló cuando Cifelli, en tono confrontativo, replicó: “¿Lo sacaron ustedes al cepo o lo sacó Milei?”, provocando nuevas oleadas de abucheos y la exigencia del público de que abandone el escenario.
En contraste, el discurso del escritor Juan Sasturain, cargado de referencias literarias y críticas al discurso neoliberal, fue recibido con calidez. “Uno no se dirige a los presentes en tanto clientes, socios, usuarios o inversores. Náufragos y sobrevivientes, sí; competidores seriales y expertos en liderazgo, no”, expresó, en una clara alusión a la mirada mercantilista que intenta imponerse sobre el quehacer cultural.
El episodio dejó al descubierto que no fue un hecho aislado, sino una muestra más de la resistencia activa que atraviesa al campo cultural frente a la avanzada del ajuste.