Europa atraviesa una temporada invernal marcada por un brote inusual de gripe H3N2, impulsado por la variante K de la influenza A. El aumento temprano y acelerado de los contagios generó cifras inéditas de hospitalizaciones, obligó a reforzar medidas sanitarias y llevó al Reino Unido a activar protocolos especiales ante la presión creciente sobre su sistema de salud.
La Agencia de Seguridad Sanitaria británica estima que la próxima semana Inglaterra podría registrar hasta 8.000 internaciones por gripe, un nivel no visto desde 2010. La médica patóloga Marta Cohen señaló que el brote actual es un 56% más alto que el del año pasado, con 2.000 pacientes ya hospitalizados y un crecimiento sostenido en los contagios.
El impacto también se extiende a otros países. España registra una incidencia diez veces mayor que la del mismo período en 2023, mientras que Alemania, Francia, Italia, Canadá y el propio Reino Unido desplegaron operativos para evitar el colapso hospitalario. Según medios británicos como The Telegraph, la situación se agrava por la circulación simultánea de virus respiratorios como el VRS y el SARS-CoV-2, lo que complica diagnósticos y demoras en la atención.
Expertos consultados explicaron que la variante K presenta mutaciones que permiten cierta evasión de la inmunidad previa. La médica del NHS Nisa Aslam afirmó que estos cambios facilitan una propagación más veloz, mientras que el virólogo Ed Hutchinson destacó que el H3N2 es menos frecuente que otros subtipos, lo que implica una inmunidad poblacional más baja.
La vacuna de esta temporada mantiene una protección importante contra formas graves -Cohen estimó una eficacia cercana al 65% para prevenir cuadros severos-, pero resulta menos efectiva para impedir los contagios debido a las mutaciones recientes.
Los síntomas asociados a la variante K incluyen fiebre alta de inicio súbito, tos seca, dolor de garganta, fatiga extrema, dolores musculares intensos y, en algunos casos, molestias gastrointestinales. Especialistas advierten que el cansancio extremo y los dolores musculares son especialmente marcados este año. También alertan sobre la posibilidad de confusión con COVID-19, por lo que recomiendan pruebas combinadas.
El brote ya impacta en escuelas y hospitales del Reino Unido. Algunas instituciones implementaron higiene reforzada, ventilación constante y recomendación de barbijo, mientras que ciertos establecimientos limitaron la asistencia presencial. En hospitales europeos se reintrodujo el uso obligatorio de mascarillas y se observan salas de espera saturadas.
Las autoridades sanitarias insisten en la vacunación, sobre todo para adultos mayores, embarazadas, inmunocomprometidos y niños pequeños. En Reino Unido, la cobertura alcanza el 70,9% en mayores de 65 años, pero desciende al 35% en adultos más jóvenes. También recomiendan ventilar ambientes, evitar reuniones en espacios cerrados y quedarse en casa ante síntomas.
Cohen advirtió que la variante K probablemente llegue a América Latina en los próximos meses y recomendó planificar la vacunación para marzo. Para quienes viajen a Europa, sugirió inmunizarse al menos dos semanas antes del viaje.
Mientras el hemisferio norte encara un invierno desafiante, expertos y autoridades llaman a mantener las medidas de prevención para reducir contagios y aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios.
