Según la Unión de Industrias Riojanas, la mayoría de las fábricas de la provincia opera con dotaciones mínimas y turnos recortados, utilizando menos del 50% de su capacidad instalada. La baja demanda, el ajuste del gasto público y la falta de señales de recuperación profundizan la fragilidad del sector.
La actividad industrial en La Rioja atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años. De acuerdo con la Unión de Industrias Riojanas (UNIR), casi todo el parque industrial funciona hoy con personal reducido y jornadas acotadas, reflejando el fuerte impacto de la crisis económica sobre la producción y el empleo.
En declaraciones radiales, Juan Carlos Serrano, vicepresidente de UNIR, explicó que “prácticamente todo el parque industrial riojano” trabaja con el personal mínimo indispensable. Aunque las plantas están equipadas para operar las 24 horas, actualmente solo funcionan entre 7 y 10 horas por día debido a la caída de la demanda.
Esta reducción de turnos genera además una fragilidad operativa inédita. “Si se enferman tres empleados, ya compromete el ciclo productivo”, graficó Serrano, al remarcar cómo la baja dotación vuelve más vulnerable la continuidad de las líneas de fabricación.
El sector del mobiliario es uno de los más afectados, ya que depende del equipamiento escolar y de oficinas. Serrano señaló que, por los ajustes nacionales, las compras provinciales se redujeron a lo estrictamente necesario: “Hoy se compra solo lo indispensable para mantener a los chicos sentados en la escuela”.
Pero la situación se extiende a casi todas las ramas industriales. Actividades como calzado, papel, juguetes, textiles e incluso la vitivinicultura registran caídas pronunciadas. En este último caso, algunas bodegas riojanas —y de otras provincias— evalúan incluso cierres temporales ante la retracción del mercado.
En cuanto a insumos, las empresas mantienen stock, pero solo consumen lo mínimo para sostener una producción limitada. “La economía está muy apagada y muy ajustada”, sintetizó Serrano.
Sobre el discurso oficial de recuperación económica, el dirigente cuestionó la distancia entre los indicadores que exhibe el Gobierno nacional y la realidad cotidiana del sector privado. Comparó esa narrativa con “una promesa de sacrificio presente para un mañana que nunca llega” y advirtió que la falta de señales claras agrava el panorama: “No hay ninguna herramienta que permita prever un cambio o una mejora. Hoy la situación es esta, y es muy desafiante para todos”.
