
En medio de la crisis económica, Juan Carlos de Leonardi representante de los Remises Rojos, en diálogo con la Agencia de Noticias La Rioja, expresó su rechazo al pedido de aumento de la tarifa. Señalan que la llegada de Uber quebró el mercado y acusan al municipio de no cumplir con los controles establecidos en la ordenanza.
La discusión por el precio de los viajes en La Rioja volvió a instalarse luego de que un grupo de taxistas independientes solicitara un incremento del 20% en el tarifario, lo que llevaría la bajada de bandera diurna de $1.000 a $1.200 y la nocturna de $1.100 a $1.300. Sin embargo, desde otro sector de los remises, encabezado por Juan Carlos DeLeonardi, manifestaron un rechazo rotundo.
“Creemos que no es momento para un aumento. La situación económica está muy complicada y aumentar las tarifas significa que menos gente pueda utilizar nuestros servicios”, afirmó.
El referente remarcó que “hacer una actualización del tarifario parece una cosa descabellada”, y denunció que el pedido de suba se realizó “sin consultar a todos los sectores involucrados”. Según adelantó, analizan presentar una nota en el Concejo Deliberante para frenar cualquier modificación en los valores.
La crítica no solo apunta al incremento, sino también a la competencia de las plataformas digitales. “La competencia de Uber afecta muchísimo. El municipio creó una ordenanza con requisitos que no se cumplen: no tienen identificación, no abrieron oficinas en la ciudad y siguen trabajando con autos particulares”, señaló.
El dirigente también advirtió sobre el crecimiento del “moto Uber”, un servicio más barato pero riesgoso. “Afecta incluso más que un auto, porque es bastante económico trasladarse en moto, aunque con todos los riesgos que eso significa”, sostuvo, reclamando controles más estrictos tanto de la policía como del municipio.
Por último, subrayó el alto costo de mantener un vehículo: “Un juego de cubiertas está en 150 mil pesos cada una, el aceite sube todos los meses y el combustible diario ronda los 15 mil pesos. Todo eso hace que los números no cierren, ni siquiera para Uber”.
Con un mercado golpeado por la crisis y una competencia que crece al margen de la regulación, los remiseros piden que la prioridad sea defender al usuario y garantizar reglas claras.