
El presidente Javier Milei encabezó este lunes una reunión con la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, para avanzar en un entendimiento que permitiría a los argentinos ingresar al país norteamericano sin necesidad de visa para viajes de corta duración. El anuncio reedita una política que ya había impulsado Carlos Menem en los años 90, pero que fue suspendida en 2002, en plena crisis económica.
El objetivo oficial es incorporar a la Argentina al Programa de Exención de Visas (Visa Waiver Program), que habilita a ciudadanos de países autorizados a ingresar por turismo o negocios por hasta 90 días sin necesidad de un trámite consular. El Gobierno presentó el inicio del proceso como un paso histórico en la relación bilateral con Estados Unidos, reforzando su alineamiento con la agenda del Partido Republicano y la figura de Donald Trump.
Sin embargo, más allá de la puesta en escena, el anuncio parece tener más peso como recurso electoral que como medida concreta de gestión.
“Si bien el anuncio genera expectativas, el proceso no será inmediato: la incorporación al programa depende de una serie de auditorías y requisitos técnicos vinculados a la seguridad migratoria, el intercambio de datos y la emisión de pasaportes biométricos, entre otros puntos. El trámite podría extenderse durante meses, e incluso años.”
Además, se anticipó la posibilidad de que en los aeropuertos argentinos se implementen controles migratorios y aduaneros antes del embarque, como parte del paquete de condiciones exigidas por Estados Unidos. Esta modalidad, conocida como «preclearance», funciona actualmente en varios países que ya integran el programa.
La visita de Noem —una funcionaria de perfil ideológico duro, exgobernadora de Dakota del Sur y aliada de Trump— concluye este martes. Su presencia fue leída como un gesto político de alto voltaje, en plena campaña presidencial norteamericana, y en sintonía con el respaldo explícito que Milei le ha brindado al magnate republicano.
En los hechos, Argentina había accedido a este beneficio migratorio durante el segundo mandato de Carlos Menem, en un acuerdo con la administración de Bill Clinton. El programa se mantuvo vigente durante algunos años, pero fue dado de baja en 2002 tras el estallido de la crisis económica y el deterioro de las condiciones de seguridad y cooperación.
Ahora, Milei intenta recuperar ese estatus, aunque todo indica que su implementación real está lejos de concretarse en el corto plazo. Por eso, el anuncio resuena más como un movimiento simbólico y de campaña que como una medida de impacto inmediato para los ciudadanos argentinos.