El presidente Javier Milei firmaría este viernes el decreto que convoca a sesiones extraordinarias en el Congreso, donde el Gobierno buscará acelerar el tratamiento de su paquete de reformas estructurales y del Presupuesto 2026. Se prevé que las sesiones sean del 10 al 31 de diciembre y no se descarta que haya un segundo llamado para enero de 2026.
Tras la jura de los nuevos legisladores, el Gobierno avanza en su plan de reformas impositiva, fiscal y laboral, además del Presupuesto 2026. Este viernes, Javier Milei firmará el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias, y solo resta definir si comenzarán el 10 o el 11 de diciembre. El texto se publicará en el Boletín Oficial el lunes 9 e incluirá tanto la duración del período extraordinario como el listado de proyectos habilitados. La intención del oficialismo es sesionar entre el 10 y el 31 de diciembre, replicando el esquema del año pasado y evitando actividad parlamentaria durante las fiestas.
En la Casa Rosada ya anticipan que habrá un segundo llamado a extraordinarias en enero de 2026, siguiendo el modelo aplicado a comienzos de este año. La estrategia de Milei es sostener un ritmo legislativo constante para avanzar con las iniciativas que considera centrales para esta nueva etapa de gobierno.
Este miércoles, antes de trasladarse al Congreso para presenciar la jura de los nuevos diputados, el presidente mantuvo una reunión en la residencia de Olivos con su asesor Santiago Caputo. Allí repasaron el temario de extraordinarias y las reformas que marcarán la segunda fase del proyecto libertario. Según señalaron fuentes oficiales, los equipos técnicos finalizaron en los últimos días la versión definitiva de la reforma laboral, que el Ejecutivo busca enviar al Congreso con el menor nivel posible de interferencias internas.
La iniciativa incluye modificaciones en licencias, vacaciones, jornadas laborales, convenios colectivos y modalidades de contratación. Para el oficialismo, representa un giro estructural necesario para modernizar el mercado laboral; para el sindicalismo, en cambio, se trata de una reforma regresiva presentada bajo un discurso de modernización.
