El presidente Javier Milei evalúa asistir a la próxima Cumbre del Mercosur, programada para el 20 de diciembre en Foz de Iguazú, en un contexto donde la negociación del bloque con la Unión Europea atraviesa uno de sus momentos más complejos de los últimos años. En la Casa Rosada aseguran que la presencia del mandatario es una posibilidad concreta, aunque aún no está confirmada oficialmente.
Fuentes del Gobierno admiten que las tratativas con Bruselas se encuentran en un escenario poco favorable. Según esa lectura, las principales trabas provienen de los posicionamientos públicos de Francia e Italia, cuyas autoridades expresaron reparos sobre los efectos del acuerdo en la agricultura europea y sobre la soberanía alimentaria del continente. Estas posiciones endurecidas limitan las chances de un avance sustantivo en el corto plazo y, al mismo tiempo, exponen la escasa capacidad del Mercosur para sortear resistencias externas.
En paralelo, la relación con Brasil continúa en un plano estrictamente institucional. Aunque los gobiernos mantienen la cooperación básica, desde Buenos Aires reconocen que no existe un diálogo fluido entre Milei y Luiz Inácio Lula da Silva. A ello se suma, según funcionarios argentinos, la atención que el mandatario brasileño dedica a su acercamiento político al expresidente estadounidense Donald Trump, lo que complejiza aún más el cuadro regional.
Mientras tanto, en Europa, el presidente Emmanuel Macron reiteró que Francia no acompañará el entendimiento porque, a su juicio, no protege adecuadamente a los productores agrícolas. De manera similar, el ministro italiano Tommaso Foti consideró que el acuerdo ofrece beneficios, pero carece de garantías suficientes para preservar la estabilidad del mercado y la producción local.
La eventual presencia de Milei en la cumbre, por lo tanto, quedaría enmarcada en un escenario regional tenso, con escaso margen para anuncios significativos y con un acuerdo birregional que continúa pendiente pese a más de dos décadas de negociaciones.
