Los Chachos y las miradas sesgadas

A destiempo y con absoluta mala intención, el diario La Nación publica hoy en sus páginas una nota de opinión (no firmada) en la que finge hacer pie en un supuesto análisis sobre los «Chachos», la cuasimoneda que el Gobierno provincial puso a circular a partir del mes de julio de 2024 y que rescató en tiempo y forma en diciembre del mismo año, para avanzar en realidad con otro furibundo ataque sobre la figura del gobernador Ricardo Quintela, en una muestra más del encono que medios nacionales que responden directamente al presidente Javier Milei ponen de manifiesto sin ningún tipo de reparo.

Desde su título, La Nación plantea -sin brindar ningún tipo de dato respaldatorio, más allá de la percepción evidentemente sesgada de quien escribe- que la medida adoptada por la Casa de las Tejas fue un «fracaso» y una «estafa», para luego arrojar una serie de improperios hacia el mandatario provincial al que tildan de «pésimo administrador», «impresentable gobernador» o «gastador serial», sin hacer referencia alguna, claro está, a la flagrante discriminación que el Gobierno nacional viene ejerciendo con la provincia de La Rioja -y no solo con la provincia de La Rioja- a la que, por ejemplo, adeuda más de 300 mil millones de pesos en concepto de coparticipación. Sin embargo, para La Nación, quien viola las normas constitucionales es la Provincia.

En su diatriba, mucho más cercana a una burda operación política que a una nota periodística de un medio que se sigue presentando como «serio», se pueden leer afirmaciones como que los Chachos sólo duraron seis meses, o que «fue difícil para los riojanos tratar de colocar esos mamarrachos» o que «muchos comerciantes no los aceptaban, cambiaban de mano con descuentos respecto de los pesos y no servían para pagar a proveedores», y eso es todo. No hay, en definitiva, ninguna prueba o demostración concreta, fehaciente, que brinde sustento a estos dichos.

Los Bonos de Cancelación de Deuda (BOCADE), mejor conocidos como Chachos, fueron una estrategia de financiamiento planteada por el Gobierno provincial a corto plazo. Desde un primer momento, se dio a conocer desde la Casa de Las Tejas que entrarían en el circuito local a partir del mes de julio de 2024 y que sólo estarían vigentes durante un semestre, cuestión que se cumplió a rajatabla. En este sentido, los números de la operatoria también fueron claros: del total autorizado por la Ley 10.703 (22.500 millones de pesos) solo se emitieron y pusieron en circulación 12.285,4 millones de bonos, es decir el 54,6% de la cifra permitida. Los BOCADE se volcaron al mercado interno a través de tres pagos masivos (agosto, septiembre y octubre) para los empleados de planta y vinculados del Gobierno y durante cinco meses integrando el sueldo de funcionarios (de junio a octubre). Del total emitido, casi el 96% de los bonos fueron rescatados a la par, durante el periodo que estuvieron en circulación, y solamente un 3,8 % de los bonos participó del rescate definitivo. En cifras esto es: se rescataron al final $ 466,8 millones y se pagó un interés de $79,4 millones. Para ello se receptaron 531 solicitudes de rescate definitivo, las cuales son un documento público.

Los datos están. Son concretos, tanto como que su aceptación llegó, incluso, a la provincia de Córdoba. Pero para La Nación nada de esto parece ser importante. Mucho menos el hecho de que los Chachos vinieron a contrarrestar las medidas dispuestas por el Gobierno nacional, basadas en un ajuste insensible, el no envío de fondos extracoparticipables previstos por Ley de Presupuesto correspondientes a La Rioja y la profunda crisis que atraviesan la mayoría de las provincias del país (incluso las aliadas al gobierno de Milei), con registro de despidos en el sector privado y cesantías en el sector público, ocasionados por la caída de la actividad y la paralización de la obra pública, entre otras cuestiones.

En este marco, La Nación elige hablar de «bravuconadas» y «caprichos». También de la necesidad de que dejen de existir los «gobernadores dispendiosos» (y sobre todo los que piensan distinto) que buscan réditos en las 2promesas incumplidas». Y pone en tela de juicio el supuesto «ombliguismo» de Quintela -en este caso, pero podría ser cualquier otro gobernador que no esté de acuerdo con la políticas de LLA-, para señalar luego cuáles son las recetas que se deben poner en práctica para gobernar una provincia con éxito, y que no son más que las propuestas por Milei y el ministro Caputo, a las que el diario enumera con precisión quirúrgica para evitar salirse de la línea.

No sorprende. Los poderosos, bien representados por los medios hegemónicos, disfrutan del goce de la pretendida aniquilación del otro en el fragor de lograr el desprestigio y la humillación. Buscan, sin más, poner a sus pies a todo aquel que exprese las verdaderas consignas de la libertad, que no pueden ser otras que las ligadas a la autodeterminación de los pueblos y al esencial derecho de regirse por los preceptos de las cruciales batallas que libraron hombres de la talla del Chacho Peñaloza o Facundo Quiroga, brutalmente asesinados por quienes se presentaban ante la sociedad como la civilización frente a la barbarie.

Fue la cabeza del Chacho -quien le dio nombre a la cuasimoneda provincial- la que se expuso en una pica en la plaza de Olta durante varios días, igual que en la actualidad se expone sin miramiento alguno y al calor de las redes a las que el presidente -cual adolescente- es muy afecto a todo aquel que se atreva a seguir enarbolando las banderas de un federalismo que es declamado por muchos -muy especialmente en tiempos de campañas políticas-, pero que nunca llega en lo concreto porque el federalismo implica en sí mismo el ejercicio de justicia que requiere de hombres que entiendan que ese ejercicio de justicia debe ser un valor al que se debe honrar con la vida, en lugar de hacer del poder un elogio del apriete y de la amenaza, cuando no una nota de opinión sin firma en uno de los medios más importantes del país.

 

Por Fernando Viano

Gentileza de fernandoviano.com

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