La Cámara Argentina de la Industria del Juguete advirtió que el sector atraviesa uno de sus momentos más críticos en 20 años, con una demanda en retroceso, un mercado saturado por importaciones y una estructura productiva semiparalizada. La entidad reclama medidas urgentes para evitar más pérdida de empleo y de capacidad industrial.
La caída de la población infantil —de 10,4 millones en 2022 a una proyección de 6,8 millones para 2035— y el avance de las pantallas redujeron la demanda estructural del juguete físico, en un contexto en el que la tasa de fecundidad cayó 42% desde 2015.
A este escenario se suma un fuerte salto de las importaciones: entre enero y octubre ingresaron USD 91,3 millones y 17,5 millones de kilos, un incremento del 59,5% en valor y del 94% en volumen respecto al mismo período de 2024.
El presidente de la CAIJ, Matías Furió, alertó que “en un año pasamos de 199 a 530 importadores”, con China concentrando más del 85% del valor importado y el 94% del volumen.
Según la entidad, el mercado está inundado de productos a muy bajo costo —más del 50% por debajo de los USD 3 por kilo— mientras “seis de cada diez máquinas locales están paradas”. En este contexto, la Cámara exige controles en frontera y plataformas online, fiscalización de importaciones subfacturadas y garantías de competencia leal, señalando que la baja arancelaria del 15% no logró reducir los precios de los juguetes importados.
