 
                El presidente Javier Milei tiene previsto viajar a Bolivia el sábado 8 de noviembre para participar de la ceremonia de asunción de Rodrigo Paz, recientemente electo como nuevo mandatario del país vecino. La presencia del jefe de Estado argentino fue confirmada por fuentes oficiales, aunque la agenda del viaje aún se encuentra en definición.
El acto se desarrollará en el hemiciclo de la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en La Paz. Desde Casa Rosada aseguran que Milei asistirá personalmente, en un gesto que busca reforzar vínculos con un gobierno que, al menos en el discurso, comparte su rechazo a los modelos estatistas de la región.
Tras conocerse el triunfo del dirigente centrista, que obtuvo el 54,5% de los votos en el balotaje, Milei fue uno de los primeros en felicitarlo a través de redes sociales. En su mensaje, el mandatario argentino celebró lo que consideró “el regreso de Bolivia al mundo libre” y la derrota del “socialismo del siglo XXI”, conceptos que repite con frecuencia en el plano interno para justificar su propia orientación económica.
“Felicitaciones al presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, por su victoria en las elecciones de este domingo y a todo el pueblo boliviano por su compromiso con la democracia y el deseo de renovación”, escribió Milei en su cuenta de X.
En el mismo hilo, el Presidente proyectó que el país vecino “ingresará nuevamente al mundo libre, con un rumbo orientado a la apertura económica, al combate a la corrupción y al fin del despilfarro del Estado”.
El tono del mensaje no pasó inadvertido en ámbitos diplomáticos, donde se interpreta como una señal más del intento de Milei por construir un eje ideológico regional afín a su visión liberal, incluso en detrimento de la tradicional prudencia que caracteriza a la política exterior argentina.
A sus 58 años, Rodrigo Paz pondrá fin a casi dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), liderado históricamente por Evo Morales. En Buenos Aires, el Gobierno celebra el cambio de signo político en Bolivia, aunque todavía resta ver si esa sintonía se traducirá en una relación bilateral estable, más allá de las afinidades discursivas.

 
         
         
         
         
        