
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difunde hoy el dato de pobreza e indigencia del primer semestre de 2025. Según proyecciones privadas se estima que alrededor del 31,5% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, mientras que un 6,9% es indigente.
INDEC dará a conocer este jueves los datos de pobreza correspondientes al primer semestre de 2025. Según las proyecciones basadas en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y elaboradas por Cedlas y el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, se estima que alrededor del 31,5% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, mientras que un 6,9% es indigente. Esto implica que casi 15 millones de argentinos siguen viviendo en condiciones de vulnerabilidad, de los cuales 3,3 millones no tienen acceso siquiera a los alimentos básicos.
Si bien las cifras muestran una caída respecto del primer semestre de 2024, cuando la pobreza alcanzó el 52,9%, gran parte de esa disminución responde a la elevada base de comparación generada por la devaluación que aprobó Javier Milei apenas asumió, la cual disparó la inflación al 25% en diciembre de 2024. Más que un logro social, la reducción refleja un efecto estadístico, mientras millones de personas siguen enfrentando dificultades estructurales para cubrir sus necesidades básicas.
El gobierno de Milei busca instalar en el relato oficial que más de 12 millones de personas «salieron de la pobreza» . Sin embargo, esta cifra queda muy lejos de ser un indicador de mejora real, ya que en los últimos meses los salarios reales dejaron de crecer y la desaceleración de la inflación no se traduce en un alivio significativo para la mayoría de la población. La precariedad laboral y la falta de políticas de contención social profundizan la desigualdad y mantienen a amplios sectores en riesgo.
Además, la medición de la pobreza por ingresos está seriamente cuestionada por la falta de actualización de la canasta de alimentos y servicios. Mientras la evaluación debería basarse en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017-2018, todavía se utiliza la de 2004, subestimando el impacto real de los costos actuales y dejando al descubierto la ineficacia del gobierno para implementar indicadores confiables que reflejen la realidad social del país.