El caso de Villaverde, denunciada por vínculos narco, será discutido nuevamente en la Comisión de Asuntos Constitucionales después del 10 de diciembre, cuando ya estará operativa la nueva composición del Senado. Hoy harán su juramento 23 senadores.
El Senado inicia este viernes su renovación parcial con la incorporación de 24 legisladores que jurarán sus bancas, aunque con una ausencia resonante: la de Lorena Villaverde, cuya asunción quedó frenada por una impugnación vinculada a presuntos contactos con el narcotráfico. Los nuevos senadores asumirán formalmente el 10 de diciembre, en una sesión que también definirá autoridades internas y la conformación de comisiones, en un escenario atravesado por bloques resquebrajados y alianzas aún por tejer.
El desembarco de gobernadores y exmandatarios
Entre los nuevos ingresos sobresale la presencia de figuras con fuerte peso territorial, que llegan para reconfigurar el equilibrio de poder. En Chaco asumirán el exgobernador Jorge Capitanich y la vicegobernadora Silvana Schneider, mientras que Gerardo Zamora ratifica su influencia desde Santiago del Estero. Se suman además Alicia Kirchner, referente histórica de Santa Cruz, y continúan nombres con trayectoria como Sergio Uñac, Juan Manzur y Rodolfo Suárez. La irrupción de estos dirigentes achica la distancia entre la política provincial y el Congreso.
El caso Villaverde y una jura incompleta
Cuando parecía que Villaverde contaba con los votos suficientes para validar su diploma, los jefes de bloque acordaron junto a la vicepresidenta Victoria Villarruel separar su caso y enviarlo nuevamente a la Comisión de Asuntos Constitucionales. La decisión se tomará después del 10 de diciembre, con la nueva composición del Senado ya operativa. La legisladora electa enfrenta cuestionamientos por una causa de estupefacientes abierta en Estados Unidos en 2002 y por sus vínculos con empresarios ligados al entorno del narco Federico “Fred” Machado.
La llegada de gobernadores y exgobernadores modifica el mapa político de una Cámara donde ya no funcionan los bloques rígidos. Con una de las representaciones más bajas desde 1983, el oficialismo depende ahora de acuerdos puntuales y de figuras con respaldo territorial capaz de inclinar votaciones sensibles. La heterogeneidad del recinto —entre libertarios, fuerzas provinciales y senadores sin alineamientos estables— anticipa negociaciones caso por caso y un escenario legislativo imprevisible.
