La participación en las elecciones legislativas de este domingo representa uno de los niveles más bajos desde el regreso de la democracia en 1983. Según los datos oficiales difundidos al cierre del escrutinio, el ausentismo trepó al 34%, lo que equivale a 12.235.796 ciudadanos que decidieron no concurrir a las urnas.
El registro confirma la tendencia descendente observada en los últimos comicios provinciales realizados entre abril y septiembre, en los que seis de diez distritos no superaron el 60% de participación. En algunos casos, como en Chaco, la abstención llegó al 50%.
Los analistas coinciden en que el contexto de malestar social y la crisis económica fueron factores decisivos en este desinterés electoral. Los consultores políticos apuntan al desgaste de la relación entre la ciudadanía y la dirigencia marcado por la desconfianza en las instituciones, la falta de propuestas representativas, la percepción de corrupción, el desencanto frente a promesas incumplidas y el cansancio ante campañas dominadas por la polarización y la desinformación.
En perspectiva histórica, la caída resulta significativa. Desde la implementación de las PASO en 2011, la participación promedio nacional fue del 77%. En las legislativas de 2021, en plena pandemia, el número había descendido al 72%. Dos años después, en 2023, todas las provincias superaron el 70%, con Santa Cruz en el piso (72,7%) y Tucumán en el techo (83%).
Además, se estima un aumento del voto en blanco, que históricamente promedió el 3% en elecciones generales.
