El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, asumirá este martes como canciller en reemplazo de Gerardo Werthein, quien renunció en medio de cuestionamientos dentro del propio oficialismo y tras el incómodo encuentro entre Javier Milei y Donald Trump. La confirmación llegó a través del vocero presidencial, Manuel Adorni, y representa el primer movimiento en el Gabinete luego del triunfo legislativo de La Libertad Avanza.
La salida de Werthein deja al descubierto las fricciones dentro del Gobierno y el peso creciente del ministro de Economía, Luis Caputo, en la toma de decisiones. Quirno, su hombre de confianza, desembarcará en el Palacio San Martín con la misión de reforzar los vínculos con Washington, en un contexto de dependencia económica y política del país norteamericano.
El nuevo canciller ya adelantó los ejes de su gestión: una mayor «apertura comercial» y la «profundización de relaciones» con las potencias extranjeras. En declaraciones tras las elecciones, sostuvo que Argentina «tiene un potencial enorme» y que buscará «atraer inversiones para generar empleo», un discurso que repite los lineamientos del Ejecutivo pese a los efectos del ajuste económico sobre la producción y el consumo interno.
Durante sus primeras horas en funciones, Quirno mantuvo contactos con funcionarios del Departamento de Estado y del Tesoro de Estados Unidos, lo que confirma la orientación del Gobierno hacia un alineamiento sin matices con la administración norteamericana. «Hablamos regularmente con todo el equipo de gobierno de Estados Unidos», reconoció.
Con este nombramiento, Milei ratifica su estrategia de concentrar las decisiones clave en su círculo más cercano y de profundizar una política exterior subordinada a los intereses de Washington, mientras en el frente interno se acumulan tensiones por los costos sociales del programa económico.
