
Mientras su gobierno enfrenta acusaciones, renuncias y tensiones internas, el presidente Javier Milei eligió refugiarse en los ensayos musicales con su «banda presidencial». Este lunes, encabezará un acto en el Movistar Arena donde presentará su libro “La construcción del milagro” con una puesta musical. Mientras crece el malestar social, el presidente parece más enfocado en su show personal que en gobernar.
Lejos de la autocrítica o de los temas urgentes que atraviesan al país, Javier Milei decidió apostar por el show. En medio de una crisis política y económica que golpea su gestión, el presidente subirá este lunes al escenario del Movistar Arena para combinar rock, marketing y política en la presentación de su nuevo libro “La construcción del milagro”. Con capacidad para 15 mil personas y transmisión nacional, el evento se perfila más como un espectáculo personal que como una instancia de reflexión o gestión.
Durante este domingo, el ministro Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, publicó en X una foto de Milei ensayando con su “banda presidencial”, integrada por funcionarios y aliados políticos, entre ellos el diputado Alberto Benegas Lynch y la legisladora Lilia Lemoine. La imagen del mandatario tocando y cantando mientras el país atraviesa conflictos salariales, caída del consumo y disputas internas dentro de La Libertad Avanza, generó fuertes críticas incluso dentro del oficialismo.
El acto incluirá una introducción a cargo de Agustín Laje y la conducción del vocero Manuel Adorni. Tras interpretar un set de canciones, el mandatario cambiará su vestuario para presentar formalmente su libro, una estrategia comunicacional que mezcla propaganda política con culto a la personalidad. La escena, cuidada al detalle, busca mostrar a Milei como un líder carismático y multifacético, aunque cada vez más desconectado de la realidad social.
Mientras tanto, los problemas estructurales del país siguen sin resolverse. El presidente parece más preocupado por su puesta en escena que por las urgencias que atraviesan millones de argentinos. En tiempos de ajuste, inflación y malestar social, el “show del milagro” se convierte en una postal del presente: un gobierno más pendiente de la estética del poder que de su ejercicio real.