Aunque el Gobierno asegura que “no hay dudas” sobre el pago, el Tesoro todavía no tiene cubierto más de la mitad del compromiso y descarta volver a los mercados internacionales.
Con el Presupuesto ya aprobado, la gestión de Javier Milei enfrenta ahora su primer test financiero fuerte de 2026: el vencimiento de deuda del próximo 9 de enero por u$s4.225 millones. Lejos del mensaje de tranquilidad que intenta instalar la Casa Rosada, lo cierto es que el Tesoro solo tiene asegurados unos u$s1.800 millones, mientras que aún debe conseguir alrededor de u$s2.400 millones en menos de un año.
Desde el Gobierno insisten en que el pago está “garantizado”, aunque por ahora la garantía descansa más en promesas y negociaciones en curso que en fondos efectivamente disponibles. Tanto Milei como el ministro de Economía, Luis Caputo, repiten que el Estado cumplirá con sus compromisos, aun cuando no detallan con precisión cómo se cerrará el faltante.
La principal apuesta oficial pasa por acuerdos REPO con bancos privados y por nuevas emisiones en el mercado de capitales local. Al mismo tiempo, el Ejecutivo descarta volver a los mercados internacionales, una decisión más ligada al relato político que a la realidad financiera de un país con acceso limitado al crédito y reservas escasas.
Caputo volvió a marcar distancia de Wall Street y defendió una estrategia de financiamiento doméstico que, en los hechos, todavía no termina de consolidarse. “Es muy difícil que un país crezca sostenidamente sin un mercado de capitales interno desarrollado”, sostuvo el ministro, mientras intenta reducir la dependencia externa sin mostrar avances concretos que compensen esa retirada.
El propio titular de Economía admitió que el objetivo es “eliminar” la dependencia del financiamiento internacional, aunque reconoció implícitamente que no está claro si esa meta es viable en el corto plazo. En ese contexto, el uso de REPO aparece como una solución transitoria más que como una estrategia de fondo.
Milei, por su parte, buscó reforzar el mensaje de confianza y aseguró que el Gobierno recibió ofertas de financiamiento superiores a lo necesario. Según afirmó, solo en propuestas REPO se habrían recibido ofrecimientos por u$s7.000 millones. Sin embargo, no se conocen detalles de esas negociaciones ni las condiciones financieras que implicarían, un dato clave para evaluar el verdadero costo del endeudamiento.
Mientras el discurso oficial insiste en la tranquilidad, el calendario avanza y el primer gran vencimiento de 2026 expone una realidad incómoda: el Gobierno todavía no tiene completamente resuelto cómo enfrentará una deuda millonaria, en un contexto económico frágil y con margen de maniobra cada vez más limitado.
