El inicio de las sesiones ordinarias del Congreso bajo la presidencia de Javier Milei

Escrito por Miguel Fleytas

El presidente Javier Milei comenzó las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación 2025 con un discurso que no solo reflejó su estilo provocador, sino que marcó el tono de un gobierno dispuesto a desafiar tanto a la oposición como a la prensa, y a reiterar su apuesta por una agenda de reformas estructurales que profundizan la polarización social y política en Argentina.

El discurso de Milei estuvo impregnado de un tono negacionista, donde se destacó su rechazo a las críticas a su gestión y su visión del país. El presidente, fiel a su estilo agresivo, no dudó en descalificar a periodistas y políticos, acusándolos de ser cómplices de un supuesto «relato kirchnerista» que, según él, sigue dominando el discurso político en el país. Su vehemencia fue particularmente evidente cuando, en una de sus intervenciones, denigró públicamente al legislador nacional Facundo Manes, quien hasta el momento se había mantenido como una figura moderada dentro del ámbito político argentino. Esta actitud refleja la creciente radicalización del presidente, que no muestra disposición a negociar ni a consensuar con aquellos que no se alinean con su visión ultraliberal.

Uno de los anuncios más polémicos fue el de cobrar aranceles a los estudiantes extranjeros en las universidades nacionales. Milei justificó esta medida como una forma de «desmercantilizar» la educación, aunque la decisión ha sido recibida con críticas tanto a nivel local como internacional, especialmente considerando la tradición histórica de Argentina como un destino para estudiantes de todo el mundo. Además, se reafirmó su discurso sobre la pobreza, asegurando nuevamente que «sacó a 10 millones de argentinos de la pobreza», una afirmación que se contradice con los indicadores oficiales de pobreza que siguen siendo elevados.

En su alocución, Milei también reiteró su decisión de continuar con un programa de ajuste fiscal, anunciando el despido de 40 empleados públicos nacionales, lo que se suma a su política de privatización de empresas estatales. Esta reforma no solo resucita las viejas tensiones sobre la privatización de los activos públicos, sino que pone en jaque las garantías laborales de miles de trabajadores estatales.

El presidente también negó, de manera categórica, que las obras públicas generen empleo. Una afirmación que entra en conflicto con una gran parte del discurso económico y social que los gobiernos anteriores sostuvieron sobre la importancia de las infraestructuras para la creación de empleo y el crecimiento regional. De esta manera, Milei parece distanciarse de un modelo económico más equilibrado y apostar sin reservas por su enfoque económico centrado en la austeridad y el liberalismo radical.

Por otro lado, Milei desafió abiertamente al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, por la cuestión de la seguridad en el territorio bonaerense. El mandatario nacional aprovechó el momento para volver a descalificar las políticas provinciales, acusando al kirchnerismo de no haber hecho lo suficiente para combatir la inseguridad. Esta postura, que ya es un lugar común en los discursos del presidente, se percibe como una estrategia política para debilitar a la oposición y desviar la atención de las tensiones internas del gobierno.

En otro de los anuncios más controversiales, Milei volvió a defender la eliminación del cupo de mujeres y la diversidad en todos los aspectos de la vida política, social y cultural. Este punto, de corte abiertamente conservador, alimenta las críticas de sectores feministas y de derechos humanos que consideran que el presidente está retrocediendo en cuestiones fundamentales de igualdad de género y derechos LGBTI+.

La intervención también estuvo marcada por una declaración de mayor ajuste del Estado, una promesa de recortes adicionales a los presupuestos públicos, que en términos prácticos implicaría una profundización del desempleo y la precarización laboral en diversas áreas del sector público. En este sentido, Milei sigue con su línea de «reducir el gasto público» sin considerar las consecuencias sociales que podría acarrear dicha política.

Finalmente, el presidente volvió a anunciar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que no sorprende a quienes siguen su gestión. La relación con el FMI es uno de los ejes más controvertidos de su gobierno, dado que el país sigue con una deuda considerable con el organismo y Milei ha sido criticado por su dependencia de los acuerdos internacionales que, según sus detractores, atentan contra la soberanía económica del país.

En resumen, el inicio de las sesiones ordinarias de 2025 bajo el gobierno de Javier Milei confirma que su estrategia política se basa en la confrontación directa, el rechazo a las críticas y un enfoque económico de ajustes que favorece a los sectores más liberales, sin mediar en los efectos negativos que sus políticas puedan tener sobre las clases más vulnerables. Mientras su discurso sigue dividiendo a la sociedad argentina, el presidente no da señales de moderación, lo que sugiere que los próximos meses estarán marcados por una intensificación de las tensiones tanto dentro como fuera del Congreso.

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