A pocos días del inicio de la COP30, la cumbre mundial sobre cambio climático, el presidente Javier Milei volvió a poner en duda el origen del calentamiento global.
En una entrevista con el medio francés Public Sénat, el mandatario afirmó que “la Tierra ha tenido cinco picos de alta temperatura y este caso no es distinto a los anteriores”, sugiriendo que el actual aumento de la temperatura sería parte de un ciclo natural.
Sin embargo, la comunidad científica internacional sostiene de manera unánime que la crisis climática actual es consecuencia directa de la actividad humana y no de un fenómeno natural.
Las mediciones de temperatura más confiables datan de 1880 y muestran un incremento abrupto desde la Revolución Industrial, cuando comenzaron a intensificarse las emisiones de gases de efecto invernadero. “Los registros más antiguos de dióxido de carbono (CO₂) muestran que en los últimos 800 mil años las concentraciones nunca superaron las 300 partículas por millón. En cambio, hoy superan ampliamente las 420”, explicó Daniela Risaro, docente del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Según la especialista, “el aumento actual es repentino y no forma parte de los ciclos naturales del planeta”.
La NASA, el British Antarctic Survey y la Sociedad Geológica de Londres coinciden en que los cambios climáticos registrados durante los últimos 150 años no tienen precedentes en la historia reciente de la Tierra. Si bien a lo largo de los últimos 800 milenios el planeta atravesó ocho ciclos de glaciaciones y períodos más cálidos -provocados por pequeñas variaciones en la órbita terrestre-, la tendencia de calentamiento actual es “claramente el resultado de las actividades humanas desde mediados del siglo XIX” (NASA, 2024).
Un estudio publicado en la revista Nature, basado en 700 registros climáticos globales, confirmó que la única vez que la temperatura cambió de manera simultánea y en el mismo sentido en todo el planeta fue en los últimos 150 años. Más del 98% de la superficie terrestre experimentó un aumento de temperatura en ese período, una magnitud y sincronía sin antecedentes naturales.
El consenso científico sobre este punto es abrumador. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas concluye que “la influencia humana ha provocado un calentamiento climático a un ritmo sin precedentes en al menos los últimos 2.000 años” (IPCC, 2023). Este organismo, que reúne a miles de investigadores de todo el mundo -incluidos especialistas argentinos-, señala además que “cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier otra desde 1850”.
El año 2024 fue el más cálido registrado desde que existen mediciones, con una temperatura media mundial 1,6°C por encima del nivel preindustrial, superando el umbral de 1,5°C fijado en el Acuerdo de París, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, dependiente de la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anticipa que 2025 podría ubicarse entre los dos o tres años más cálidos de la historia moderna.
La evidencia científica es clara: el cambio climático actual no responde a un ciclo natural, sino al impacto de las emisiones humanas, producto del uso masivo de combustibles fósiles, la deforestación y la expansión industrial. Frente a la inminente COP30, las declaraciones del presidente argentino contrastan con el consenso global sobre una de las crisis más graves del siglo XXI.
