
Por Mariángel Oviedo Andrada
Un humanoide con útero artificial promete reemplazar la gestación humana en 2026. Entre el progreso y El cuento de la criada, el mundo debate: ¿es liberación o mercantilización de la vida?
En una de las presentaciones más comentadas del reciente World Robot Conference, el doctor Zhang Qifeng, fundador de Kaiwa Technology en Guangzhou, reveló los planes para lo que podría convertirse en el primer “robot embarazo” del mundo: un humanoide con útero artificial integrado, capaz de llevar un feto a término y dar a luz en el año 2026 . La propuesta ha encendido tanto esperanzas como debates éticos profundos.
¿Cómo sería este dispositivo?
El sistema utiliza una cavidad llena de líquido amniótico artificial y un sistema de suministro mediante una manguera que juega el rol del cordón umbilical, proporcionando nutrientes y oxígeno al feto durante toda la gestación, estimada en unos 10 meses . El costo proyectado ronda los 100 000 yuanes (unos 14 000 USD), muy por debajo de los precios de la gestación subrogada en EE.UU., que pueden superar los 200 000 USD .
Implicancias políticas y sociales
Detrás de este proyecto hay una motivación clara: enfrentar el descenso de la natalidad en China, un país que pasa de una política de control poblacional a una preocupación por el envejecimiento y bajas tasas de fertilidad .
El equipo ya ha entablado consultas con autoridades de Guangdong y presentado propuestas de regulación, ante la urgencia de entender cómo encaja esto en el marco legal vigente .
El debate ético: ¿progreso o mercantilización del nacimiento?
1. ¿Qué sucede con la maternidad y el vínculo afectivo?
Críticos alertan que externalizar la gestación a una máquina podría despersonalizar el acto de dar a luz, transformándolo en una transacción médica. Asimismo, se pierde la experiencia del embarazo y el lazo biológico con el bebé .
2. ¿Commodificación del niño?
El riesgo de convertir el nacimiento en un bien que se compra y se vende genera preocupación: ¿se gestarán “hijos a pedido” al mejor postor?
3. Sospechas sobre viabilidad científica y seguridad
Médicos y bioeticistas advierten que aún no está claro cómo se llevarán a cabo la fertilización, implantación y parto. Asimismo, se desconoce si se podrían simular todos los procesos hormonales e inmunológicos que acompaña el embarazo natural .
4. Aspectos legales sin resolver
¿Quién se reconocería como madre o padre? ¿Cuál sería el status del niño nacido de una máquina? ¿Podrían surgir mercados oscuros de óvulos, esperma o robots gestantes? .
El cuento de la criada en clave tecnológica
En The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada) de Margaret Atwood, las mujeres fértiles son reducidas a meros instrumentos de reproducción en una sociedad autoritaria. El robot gestante lleva esa distopía a un extremo: ¿qué representa un mundo donde ya ni siquiera se utiliza el cuerpo de la mujer, sino que es completamente reemplazado por máquinas para gestar?
Atwood nos advierte del riesgo de perder autodeterminación reproductiva. En este contexto, el robot embarazo plantea una paradoja: puede liberar a muchas mujeres de los riesgos y sacrificios del embarazo, pero también puede erosionar profundamente la experiencia de maternidad, convirtiéndola en algo externo, controlado y tecnológicamente mediado.
La novela es una metáfora sobre cómo la sociedad puede alienar lo más íntimo: la carne. Aquí, se repite esa advertencia pero en clave futurista: al delegar la gestación a la tecnología, ¿renunciamos a algo esencial de lo humano?
China se encuentra en la encrucijada entre un avance científico sin precedentes y los dilemas éticos que trae aparejados. El “robot embarazo” proyectado para 2026 podría revolucionar el tratamiento de la infertilidad, ofreciendo una alternativa potencialmente más accesible y libre del riesgo biológico del embarazo. Pero también puede abrir la puerta a una gestación industrializada, alejada de la experiencia humana, generando consecuencias sociales y morales difíciles de prever.
¿Será este proyecto un faro de progreso o el preludio de una era donde la línea entre lo humano y lo artificial se desvanece en el útero mismo?