 
                Tras la victoria libertaria del domingo, la central obrera reunió a más de 70 gremios en la sede de la UOCRA para analizar el nuevo escenario político y definir estrategias frente al proyecto de “modernización laboral”. Se acordó mantener la unidad interna y no descartar medidas de fuerza si fracasa el diálogo con gobernadores y legisladores.
La Confederación General del Trabajo (CGT) comenzó a delinear su estrategia para resistir la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. En paralelo al encuentro que el presidente Javier Milei mantuvo con 20 gobernadores en la Casa Rosada, la mesa chica de la central sindical se reunió este jueves en la sede de la UOCRA junto a más de 70 gremios para analizar el nuevo contexto político.
El encuentro, encabezado por Héctor Daer (Sanidad) y Jorge Argüello (Camioneros), tuvo como eje la defensa de la unidad sindical y la definición de una postura firme ante lo que consideran un retroceso en los derechos laborales. En la reunión también participaron referentes históricos como Gerardo Martínez, Armando Cavalieri, Hugo Moyano y José Luis Lingieri, además de los tres nombres que suenan para conducir la CGT tras las elecciones del 5 de noviembre: Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrios) y Maia Volcovinsky (Judiciales).
La consigna que dominó la jornada fue clara: “Ni un paso atrás”. Uno de los dirigentes presentes sintetizó el espíritu de la reunión al afirmar que “la CGT debe defenderse a fuego, sin fracturas internas”. En ese sentido, las tensiones que marcaron los dos años de gobierno libertario parecen haber dado paso a un consenso generalizado en torno a preservar la unidad.
También participaron figuras de sectores más combativos, como Abel Furlán (UOM) y Mario “Paco” Manrique (SMATA), cercanos a Cristina Kirchner, quienes coincidieron en la necesidad de un frente sindical sólido ante la avanzada oficial. “No hay acuerdo posible, porque esta reforma repite el capítulo laboral del DNU 70/23, que ya impugnamos en la Justicia”, sostuvo Gerardo Martínez, reflejando el consenso de la cúpula.
En cuanto a las medidas a seguir, se planteó desplegar todas las herramientas clásicas del sindicalismo: desde la movilización hasta un posible paro nacional, sin descartar la apertura de canales de diálogo con gobernadores y legisladores para contrarrestar el lobby oficial. “Si el Gobierno nos convoca, iremos, pero no tenemos muchas expectativas”, comentó uno de los asistentes.
La CGT busca así reordenar fuerzas en un escenario político complejo, en el que Milei avanza con reformas estructurales y el movimiento obrero intenta sostener su histórica capacidad de resistencia.
Con información de Ámbito Financiero

 
         
         
         
         
        