
En declaraciones a Agencia de Noticias La Rioja, Guido Bambini, analista económico del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) cuestionó la metodología utilizada por el INDEC para medir la pobreza y advirtió sobre la fragilidad del esquema cambiario actual, que considera insostenible. «Si se aplicaran los ponderadores actualizados de la canasta, la línea de pobreza sería más alta», señaló.
En los últimos días, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) difundió el dato de pobreza del primer semestre del 2025 que alcanzó al 31,6% de la población marcando una sustancial baja de 21 puntos en comparación a la misma época del año pasado.
Pese al dato, varios organismos cuestionan el resultado, como es el caso de CEPA que advierte sobre la falta de actualización de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
“El INDEC está utilizando tanto para la medición de la pobreza como de la inflación una canasta de gastos de la población que es del 2004-2005. Se hizo una en 2017- 2018 que está para aplicarse, de hecho, el titular del INDEC, Marco Lavagna anunció que está todo listo para aplicar la nueva canasta de medición que no es un cambio en la metodología de la medición sino que es una actualización de la estructura de gastos de los hogares que actualiza los hábitos de consumo de la sociedad”, explicó Bambini.
La nueva canasta asigna mayor ponderación a los servicios, similar a la utilizada por el Instituto de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires. Este cambio es crucial porque durante los primeros meses del gobierno de Milei, los servicios aumentaron muy por encima de los bienes, generando una modificación sustancial en los precios relativos.
«El coeficiente de Engel está subvalorando la canasta básica total. Si utilizáramos los ponderadores actualizados de 2017-2018, la línea de pobreza estaría por encima de lo que actualmente se reporta», afirmó Bambini.
El analista del CEPA también alertó sobre el rol del tipo de cambio en los indicadores de pobreza. «La tendencia a la baja de la pobreza existe, como indican las estadísticas, pero está muy vinculada a un anclaje cambiario y un valor del dólar que hoy no representa la productividad argentina», sostuvo.
Bambini proyectó que una corrección cambiaria del orden del 20% al 25% —que considera necesaria para alinear el tipo de cambio con la productividad histórica del país— generaría un traslado a precios que elevaría el guarismo de pobreza por encima del registrado en el primer semestre de 2025.
La fragilidad del modelo de Milei
El analista fue categórico respecto al sistema de bandas cambiarias: «Este esquema actual está terminado. Todos los agentes del mercado lo entienden así».
Bambini detalló que el Tesoro ha vendido dólares para sostener el tipo de cambio en la zona de $1.420. «De los 2.200 millones de dólares que compró en la ventana de liquidación extraordinaria del agro por la suspensión de retenciones, ya vendió 600 millones. Parece difícil que llegue a octubre sin desprenderse de más dólares del Tesoro», proyectó.
Según su análisis, una vez agotados los dólares del Tesoro, aparecerá el Banco Central vendiendo reservas prestadas, como los fondos del FMI. «En algún momento tendrán que ajustar el precio del dólar. El salto puede ser del 20% o 30%, un nivel que le permita no solo vender sino también comprar, porque Argentina debe afrontar compromisos de deuda en dólares muy importantes el próximo año», advirtió.
Swap con Estados Unidos: «sabor a poco»
Respecto al acuerdo de swap con Estados Unidos, Bambini mostró escepticismo. «Hay que ver la letra chica del acuerdo. Para mí tiene sabor a poco», dijo.
El economista recordó que el Secretario del Tesoro estadounidense había mencionado inicialmente la posibilidad de comprar deuda argentina en el mercado primario o secundario, o establecer una línea de crédito, pero finalmente se concretó un swap que considera insuficiente.
«Esto no termina de resolver el problema. Más bien habla de la fragilidad del modelo, que necesita siempre de un salvataje. El año pasado fue el blanqueo extraordinario que inyectó 22 mil millones de dólares al sistema financiero. En abril fue el rescate del FMI con 14 mil millones, de los cuales ya se desembolsaron una parte. Y ahora nuevamente se necesita otro salvataje», enumeró.
Para Bambini, esta dependencia constante de recursos extraordinarios evidencia «la fragilidad de un modelo adicto a sostener un tipo de cambio que no refleja la productividad argentina».