La industria textil nacional enfrenta un momento crítico tras el anuncio de la administración de Javier Milei sobre la reducción de aranceles para la importación de indumentaria y calzado. Desde la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA) alertan que esta medida, que rebaja el arancel del 35% al 20%, podría profundizar la crisis que ya asola al sector, poniendo en riesgo más de 500,000 empleos.
La FITA emitió un comunicado donde expresa su «profunda preocupación» respecto a la decisión del Gobierno Nacional, argumentando que sin implementar una estrategia integral que mejore la competitividad de la industria local, la medida comprometerá seriamente el empleo y el desarrollo de la cadena de valor textil en Argentina. La reducción de aranceles, que también afecta a telas y hilados, se suma a la ya problemática situación que enfrenta la industria textil, que ha visto caer sus ventas y enfrentar cierres de fábricas y locales comerciales.
La industria textil es fundamental para la economía argentina, siendo el principal empleador en provincias como La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero, y uno de los principales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su provincia. Sin embargo, las dificultades han llevado a una caída en la actividad, con una tasa de utilización de la capacidad instalada que se encuentra alarmantemente baja. Según datos de la FITA, uno de cada tres empleos perdidos en el último año proviene de este sector.
La preocupación radica en que la rebaja de aranceles se aplica sin haber abordado reformas clave para reducir la presión fiscal, mejorar el acceso a financiamiento y optimizar la infraestructura logística. Con una carga fiscal que se aproxima al 50% para las empresas formales, la competencia con productos importados se vuelve casi inviable. «La experiencia internacional ha demostrado que una apertura comercial desmedida puede debilitar en lugar de fortalecer la industria local», advierten desde la FITA.
A este llamado de atención se suma la Unión Industrial Argentina (UIA), que también ha manifestado sus preocupaciones sobre la falta de una agenda que contemple la competitividad nacional en paralelo con la integración comercial. La necesidad de «nivelar la cancha» frente a las desigualdades generadas por los altos costos internos sigue resonando entre los industriales.
Por su parte, la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) ha calificado la decisión como «un industricidio», advirtiendo que causará la «destrucción de miles de puestos de trabajo» y el quiebre de numerosas industrias. Según sus pronósticos, la decisión favorece la competencia desleal de productos importados que ingresan a precios irrisorios, gracias a una combinación de un tipo de cambio favorable y costos laborales más bajos en los países productores.
Dada esta crítica situación, la FITA ha solicitado al Gobierno reconsiderar su medida y ha ofrecido su apoyo para desarrollar un plan que garantice condiciones de equidad y sustentabilidad para la industria nacional y sus trabajadores. La industria textil, vital para la economía del país, se encuentra en una encrucijada y el futuro de miles de empleos depende de decisiones que prioricen su desarrollo y protección frente a un panorama global cada vez más desafiante.