El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó este martes una nueva advertencia contra Venezuela: anunció que comenzarán operaciones militares terrestres contra presuntos narcotraficantes venezolanos tras años de ataques marítimos. «Vamos a empezar también con los ataques por tierra… sabemos dónde viven esos hijos de perra», dijo durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca.
Trump describió la medida como una «fase 2» en su ofensiva contra el narcotráfico: según él, las rutas marítimas quedaron controladas, por lo que las redes de drogas se verán obligadas a operar por tierra, y ese será el próximo objetivo.
Además, amplió la amenaza: no sólo Venezuela sería blanco, sino cualquier país que exporte drogas a EE. UU.
En su alocución, Trump defendió los ataques recientes a embarcaciones en el Caribe, en los que según Washington murieron decenas de personas, y aseguró que este endurecimiento es «necesario» para frenar lo que califica como «narco-terrorismo».
La escalada pone en tensión la relación con Caracas, y genera dudas sobre la legalidad de estos operativos ante el derecho internacional. Varios gobiernos latinoamericanos y organizaciones de derechos humanos comienzan a advertir los riesgos de una intervención que trasciende lo militar para convertirse en, lo que ya muchos llaman, una amenaza directa a la soberanía regional.
