A contramano de los discursos oficiales que insisten en una «desaceleración sostenida», noviembre vuelve a mostrar señales de tensión en los precios. Según distintas consultoras privadas, la inflación podría ubicarse por encima del 2,3% registrado en octubre y marcar así la quinta suba en los últimos seis meses, impulsada principalmente por el encarecimiento de la carne y otros alimentos básicos.
El Índice de Precios al Consumidor, que había tocado un piso de 1,5% en mayo, retomó una senda ascendente desde junio y no volvió a retroceder. Julio cerró con 1,9%, agosto repitió ese porcentaje, septiembre subió a 2,1% y octubre a 2,3%. La tendencia, lejos de revertirse, parece consolidarse.
En las primeras dos semanas de noviembre, Econoviews detectó un alza del 1,1% en alimentos y bebidas en supermercados del Gran Buenos Aires, empujada por aumentos marcados en verduras (+4,5% y +5,6% en cada semana) y carnes (+2% y +1,4%). Un patrón similar registró LCG, que midió una suba del 1,8% en la segunda semana del mes, con fuerte incidencia de la carne (+3,7%) y las verduras (+1,9%). Así, noviembre ya acumula un incremento del 2,1% solo en alimentos.
Equilibra proyecta que la inflación de noviembre será del 2,4%, mientras que EcoGo estima un 2,5% mensual, aunque aclara que son cálculos preliminares. En cualquier caso, el escenario apunta a un registro mayor que el del mes previo, un dato incómodo cuando el Gobierno intenta sostener expectativas a través de anuncios y controles que hasta ahora muestran resultados acotados.
A la par del aumento en alimentos, los precios mayoristas avanzaron 1,1% en octubre, según datos del INDEC. La suba estuvo impulsada por los «Productos nacionales» (+1,3%), mientras que los “Productos importados” retrocedieron 1,4%. En lo que va del año, los mayoristas acumulan un aumento del 21,3% y una variación interanual del 24,1%.
Dentro de los productos nacionales, impactaron especialmente los rubros agropecuarios, alimentos y bebidas, refinados del petróleo y tabaco, en un movimiento que anticipa que las presiones de costos seguirán trasladándose a los comercios minoristas.
El índice de precios internos básicos al por mayor subió 1,3%, y el índice de precios básicos del productor aumentó aún más, 1,7%, empujado por un fuerte salto en los productos primarios (+3,2%).

En este contexto, la inflación minorista vuelve a quedar atrapada entre aumentos sectoriales que se aceleran y medidas oficiales que no logran contenerlos. El incremento de la carne, un insumo clave en la canasta alimentaria, termina funcionando como un termómetro incómodo sobre la efectividad de la política económica: cada rebote en su precio repercute de inmediato en el IPC y refuerza la percepción de que, más allá de los anuncios oficiales, el problema de fondo permanece sin resolver.
Con noviembre encaminado a cerrar por encima de octubre, la discusión sobre si la inflación «está bajo control» vuelve a quedar, al menos por ahora, en entredicho.
