En una nueva muestra de desprolijidad administrativa, el Gobierno Nacional decidió deshacer parte de los cambios que había impulsado apenas unos días antes. La Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, a cargo de Daniel Scioli, será dividida, mientras la Casa Rosada intenta reordenar el tablero político que ella misma desordenó con su último decreto.
Según confirmaron fuentes oficiales, Deportes regresará al Ministerio del Interior, pese a que esta misma semana había sido trasladada a Jefatura de Gabinete. El ida y vuelta, ejecutado a velocidad inusual incluso para los estándares de la gestión libertaria, quedó envuelto en explicaciones ambiguas y silencios incómodos en Balcarce 50.
El ministro del Interior, Diego Santilli, absorberá además el Registro Nacional de las Personas (RENAPER), que también había sido movido y repuesto en apenas 48 horas. En paralelo, Turismo y Ambiente quedarán finalmente bajo la órbita de Manuel Adorni, un funcionario que en pocos meses acumula un creciente poder interno, pese a no provenir de las estructuras políticas tradicionales.
El futuro de Scioli, entre versiones cruzadas y un nuevo reparto de poder
En medio de este reacomodamiento express, todavía no está definido qué será de Daniel Scioli, cuya secretaría quedará partida en dos. El exgobernador bonaerense podría acompañar a Santilli en Interior o permanecer junto a Adorni en Turismo y Ambiente. En ambos casos, desde el oficialismo remarcan que “Scioli seguirá en la gestión”, aunque sin precisar en qué rol.
El dirigente, que pasó de aliado del peronismo a figura útil de la libertad, mantiene buena relación con Guillermo Francos y Lisandro Catalán, dos referentes clave de la primera etapa de gestión. También goza del visto bueno del propio presidente Javier Milei, quien suele destacar su “actitud de trabajo” y su «capacidad para adaptarse a cualquier escenario político».
En Casa Rosada reconocieron que devolver Deportes al Ministerio del Interior tiene como objetivo mejorar el diálogo con los gobernadores, en momentos en que el Gobierno necesita votos para avanzar con el Presupuesto 2026 y con las llamadas “reformas de segunda generación”. La apuesta es que Santilli funcione como puente político, algo que hasta ahora el oficialismo no logró consolidar.
Un decreto que duró menos que un suspiro
El Decreto 793/2025, que había modificado la Ley de Ministerios para trasladar Turismo, Ambiente, Deportes, Migraciones y el RENAPER a Jefatura de Gabinete, duró menos de lo que tardó en publicarse en el Boletín Oficial. Tras la jura de Santilli, en la misma Casa Rosada hablaron de un “error”, una admisión escueta que no alcanzó para disipar la sensación de improvisación que rodeó a todo el proceso.
El nuevo decreto que desarma el anterior se publicará “en los próximos días”, según adelantaron. Allí se formalizará la división de la secretaría de Scioli y el regreso del RENAPER a Interior.
Mientras tanto, el Gobierno insiste en mostrar estos cambios como ajustes técnicos. Sin embargo, la sucesión de marchas y contramarchas exhibe una vez más el desafío central de la administración Milei: ordenar el Estado sin profundizar la percepción de desorden que, cada tanto, la propia gestión se encarga de alimentar.
