Un equipo internacional de investigadores liderado por el científico argentino Rodrigo Nores, descubrió un linaje genético propio del centro de la Argentina, hasta ahora desconocido, que se remonta a 8.500 años atrás. El hallazgo, publicado en la revista Nature, revela una continuidad genética única que aún persiste en la población actual del país.
La investigación fue dirigida por Nores, integrante del Conicet y del Instituto de Antropología de Córdoba (Idacor), en colaboración con especialistas de la Universidad de Harvard. El trabajo analizó 344 muestras de 310 individuos provenientes de 133 sitios arqueológicos del norte, este y centro del territorio argentino, como parte del proyecto internacional Ancient DNA: The Americas Project, impulsado por la National Geographic Society.
A partir del análisis genómico de restos arqueológicos, los científicos lograron determinar la existencia de una ascendencia genética local que evolucionó de manera autónoma durante más de ocho milenios. Este linaje, originado en el centro del país, se mestizó con otras poblaciones preexistentes, pero no fue reemplazado, lo que demuestra que las comunidades originarias no desaparecieron ni fueron desplazadas, sino que desarrollaron mutaciones propias a lo largo del tiempo.
El estudio también identificó una diferenciación genética temprana entre las poblaciones del Cono Sur y las de otras regiones sudamericanas, iniciada hace al menos 10.000 años. Esa diferencia se observa en un individuo hallado en la región pampeana, comparado con restos de Perú y Brasil de la misma antigüedad. Más tarde, un individuo que habitó hace 8.500 años en lo que hoy es Córdoba reveló el linaje desconocido, del cual descienden poblaciones que vivieron en esa región entre 4.600 y 150 años atrás.
El equipo pudo reconstruir tres rutas migratorias derivadas de este linaje ancestral: una hacia el noroeste argentino, donde se mezcló con el componente andino; otra hacia la región pampeana, donde se convirtió en la ascendencia principal desde hace unos 800 años; y una tercera hacia el Gran Chaco, donde se integró con el componente amazónico.
Los resultados muestran que esta ancestría genética central sigue presente hoy en habitantes del centro del país, junto a componentes genéticos europeos y africanos introducidos tras la conquista.
Nores explicó que el objetivo del estudio fue “reconstruir una historia no escrita: la historia previa a la conquista hispana”, combinando herramientas genéticas con evidencia arqueológica. “El hallazgo de un linaje sudamericano previamente desconocido demuestra que nuestra comprensión del poblamiento de América sigue siendo limitada y que todavía hay mucho por descubrir sobre nuestras raíces más antiguas”, subrayó el investigador.
El estudio contó con la participación de más de 30 arqueólogos y 20 centros de investigación nacionales, que durante años aportaron muestras y conocimientos. En su conjunto, los resultados ofrecen una mirada renovada sobre la historia poblacional de Sudamérica, marcada por la permanencia prolongada de comunidades en los mismos territorios durante milenios, a diferencia de otras regiones del mundo donde los desplazamientos y reemplazos poblacionales fueron más frecuentes.
