El número de casos confirmados de tos convulsa -también conocida como coqueluche o tos ferina- aumentó un 132% entre 2024 y 2025, según el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN). El rebrote, que preocupa a los especialistas, ya provocó la muerte de cinco niños menores de dos años y se atribuye principalmente a la caída en las coberturas de vacunación en todo el país.
“Es súper preocupante este brote”, advirtió Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe). “Además de los decesos, hay cientos de casos que no llegan a diagnosticarse”, agregó.
El incremento de la enfermedad en Argentina forma parte de una tendencia regional. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) había lanzado en mayo una alerta epidemiológica instando a los países a reforzar la vigilancia y el control, luego de que los casos en América pasaran de 4.139 en 2023 a más de 43.000 en 2024. En los primeros siete meses de 2025, nueve países reportaron más de 18.500 contagios y 128 muertes.
En lo que va de 2025, se notificaron más de 3.500 casos sospechosos de coqueluche, de los cuales 333 fueron confirmados en 17 jurisdicciones. Córdoba, Salta y Buenos Aires concentran la mayor cantidad de contagios, seguidas por Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Tierra del Fuego. Las muertes pediátricas se registraron en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
La provincia con la incidencia más alta es Tierra del Fuego, con 23,6 casos por cada 100.000 habitantes, impulsada por un brote en Ushuaia. Allí se desplegaron operativos de bloqueo epidemiológico, profilaxis antibiótica y vacunación acelerada para frenar la propagación. Las autoridades locales identificaron más de 700 contactos estrechos y reforzaron la inmunización en docentes y en niños que no habían recibido las dosis de refuerzo.
Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, confirmó que el aumento “está directamente ligado a los descensos en las coberturas de vacunación”. En el país, los porcentajes actuales de inmunización son preocupantemente bajos: apenas el 62% de los bebés recibe la primera dosis de la vacuna quíntuple, el 57% llega a la tercera, y menos del 45% completa los refuerzos de los 5 y 11 años.
La tos convulsa es causada por la bacteria Bordetella pertussis y se transmite fácilmente a través de las gotitas que se exhalan al toser. En los bebés, puede causar cuadros graves de dificultad respiratoria, vómitos, apneas y, en casos severos, la muerte.
Los adolescentes y adultos pueden cursarla con síntomas leves, pero actúan como transmisores hacia los lactantes no vacunados. “Los casos más graves se ven en los menores de seis meses, especialmente cuando la madre no fue vacunada durante el embarazo”, explicó Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del Hospital Universitario CEMIC.
En Argentina, el esquema de vacunación incluye tres dosis durante el primer año de vida (a los 2, 4 y 6 meses), refuerzos a los 15-18 meses y a los 5-6 años, una dosis a los 11 años y la vacunación obligatoria de embarazadas a partir de la semana 20 de gestación.
Los especialistas coinciden en que el descenso de las coberturas es consecuencia del impacto pospandemia, la falta de acceso a la salud en sectores vulnerables y la disminución de las campañas activas de vacunación. “Somos, junto con Bolivia y México, los más afectados por este escenario, y en el mapa de la OPS somos los únicos pintados de rojo”, advirtió Debbag. “Hay que volver a las acciones en el territorio, buscar a los no vacunados y reforzar la vacunación en embarazadas. Es la única manera de frenar este brote”.
