
Un equipo de investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA), del CONICET y de instituciones francesas descubrió en Catamarca los restos arqueológicos más antiguos de Sudamérica. El hallazgo, de entre 30 y 40 mil años de antigüedad, podría cambiar la historia del poblamiento del continente y revalorizar el enorme patrimonio científico y cultural del noroeste argentino.
El descubrimiento tuvo lugar en la Cueva Cacao, en Antofagasta de la Sierra, un sitio emblemático por su riqueza arqueológica y natural. “Es uno de los descubrimientos más importantes no solo para Catamarca, sino para todo el continente. Estos sitios pueden dar vuelta el mapa arqueológico: estamos hablando de ocupaciones humanas muchísimo más antiguas de lo que se creía posible”, explicó Cristian Mellán, director de Arqueología de Catamarca, en diálogo con El Esquiú.
Hasta ahora se estimaba que los primeros Homo sapiens habían llegado al actual territorio argentino hace unos 15.500 años. Sin embargo, los restos y artefactos encontrados en Catamarca, entre ellos huesos de megafauna, herramientas líticas y fibras vegetales, tienen una antigüedad superior a los 30 mil años. Algunos elementos alcanzan los 39 mil, lo que confirma que los primeros pobladores del continente vivieron y coexistieron con animales extintos como los megaterios o los perezosos gigantes.
“Los análisis confirman una ocupación humana muy temprana. Esto cambia nuestra mirada sobre el poblamiento de América del Sur”, detallaron los especialistas, quienes también encontraron similitudes entre los objetos hallados y piezas arqueológicas de China, lo que amplía las teorías sobre posibles conexiones culturales prehistóricas.
Además, el equipo descubrió pinturas rupestres en las paredes de la cueva con figuras humanas, camélidos, máscaras y símbolos de estilo regional. Estas expresiones artísticas aún no tienen datación precisa, pero representan un valioso testimonio del desarrollo cultural de las primeras comunidades humanas en el actual territorio argentino.
La investigación, iniciada en la década del 80´ y profundizada desde 2019 con el aporte de la delegación francesa, se extenderá hasta el 23 de octubre. Su preservación está garantizada por el Consejo Federal de Inversiones (CFI), la Universidad Nacional de Catamarca y la Embajada de Francia.
El hallazgo reafirma el rol fundamental de las universidades públicas, los científicos del CONICET y las instituciones provinciales en la producción de conocimiento. Sin embargo, ocurre en un contexto donde el Gobierno nacional de Javier Milei recorta presupuestos, desfinancia programas culturales y desprecia la tarea de los investigadores.
En provincias como Catamarca y La Rioja, estos proyectos son más que investigaciones: son pilares de identidad, desarrollo y memoria colectiva. El descubrimiento en Cueva Cacao demuestra que el interior del país sigue siendo motor de ciencia y cultura, pese a la falta de apoyo de la Nación.
En momentos en que la gestión nacional prioriza el ajuste por sobre la inversión en conocimiento, este hallazgo vuelve a poner en valor el trabajo de las y los científicos argentinos, el compromiso de los gobiernos provinciales y la importancia de defender la educación, la cultura y la soberanía científica como herramientas para construir futuro.