
Un informe balístico elaborado por la División Balística de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, junto a peritos de la querella y la defensa, determinó que las graves lesiones sufridas por el fotógrafo Pablo Grillo el pasado 11 de agosto fueron consecuencia de un uso indebido de las pistolas lanza gases por parte del gendarme Héctor Guerrero.
Según el análisis técnico, los disparos no fueron realizados con el ángulo de inclinación previsto en el manual de uso de estas armas -45° ascendente o entre 30° y 45° descendente-, tal como establece el protocolo de Gendarmería. Por esta razón, el informe sostiene que la agresión al reportero gráfico “no fue un accidente”: de haberse respetado el reglamento, el proyectil no habría alcanzado a Grillo.
Mientras tanto, el fotógrafo continúa internado tras múltiples cirugías. Su padre, Fabián Grillo, relató a Página 12 que el paciente “hoy estaba clínicamente estable, pero en la última tomografía se detectó una pequeña expansión” y que se esperan precisiones de los neurocirujanos en las próximas horas.
En paralelo, la investigación judicial avanza. La jueza María Servini citó al gendarme Héctor Guerrero a declarar el próximo 17 de septiembre, en el marco de la causa que analiza su accionar durante la represión en la que resultó herido el fotógrafo.