
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, lejos de bajar la tensión por el escándalo de corrupción que salpica al corazón del Gobierno, terminó echando más leña al fuego. Confirmó la salida de Diego Spagnuolo de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y, en lugar de defender a los funcionarios mencionados en los audios que desataron la crisis, tomó distancia con declaraciones que dejaron aún más expuesto al oficialismo.
“Yo no pongo las manos en el fuego por ningún funcionario”, lanzó Francos ante la consulta de periodistas, dejando en claro que no está dispuesto a respaldar a la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, ni a Eduardo “Lule” Menem, los dos nombres que aparecen señalados en las grabaciones sobre presuntos pedidos de coimas a laboratorios que trabajan con la ANDIS.
El ministro coordinador sostuvo que la existencia o no de un circuito de coimas “lo tiene que resolver la Justicia” y remarcó que será el juez de la causa quien deberá citar a Spagnuolo para que ratifique sus dichos. Sobre la autenticidad de los audios, Francos se desentendió: “Yo no les puedo dar veracidad o no, es algo que tiene que investigar la Justicia”.
Consultado nuevamente sobre si creía en la inocencia de los funcionarios mencionados, el jefe de Gabinete fue categórico: “No me pregunten por supuestos sobre Karina Milei o Lule Menem, son temas que tiene que investigar la Justicia”.
Las declaraciones de Francos no hicieron más que profundizar la crisis. En lugar de blindar políticamente a la hermana del Presidente y a su principal operador, los dejó bajo un manto de sospecha, en un contexto donde la credibilidad del Gobierno ya se ve fuertemente golpeada.
El escándalo por los audios de Spagnuolo, que derivó en su desplazamiento, expuso un circuito de presuntos pedidos de coimas que involucra directamente al entorno presidencial. Ahora, la propia voz del jefe de Gabinete confirma lo que muchos en la oposición advierten: ni siquiera dentro del Gobierno hay certezas sobre la inocencia de Karina Milei y Lule Menem.