
Polémica internacional
El presidente argentino fue distinguido como “Economista del Año 2025” por una entidad privada sin aval oficial. Su titular, Manuel Enríquez García, fue inhabilitado por fraude y malversación en su país.
La entrega se realizó en la Casa Rosada, apenas seis meses después del estallido del caso $Libra. El premio se suma a la lista de distinciones cuestionadas que colecciona el mandatario.
El presidente Javier Milei volvió a estar en el centro de la polémica, y no precisamente por un logro de gestión. Este lunes, en su despacho de la Casa Rosada, recibió con bombos y platillos el premio “Economista del Año 2025” otorgado por la Ordem dos Economistas do Brasil (OEB), una institución privada que no cuenta con reconocimiento oficial en el país vecino.
El problema no es solo la dudosa legitimidad de la organización, sino quién la preside: Manuel Enríquez García, un economista brasileño cuya matrícula profesional está suspendida y que, además, fue inhabilitado por el Tribunal de Cuentas de Brasil para ejercer cargos públicos durante cinco años. ¿La razón? Fue encontrado culpable en 2019 de operaciones financieras fraudulentas y malversación de fondos. Un prontuario nada menor para quien hoy reparte premios a presidentes.
La relación entre el Gobierno argentino y la OEB no es nueva. Según trascendió, el contacto formal se produjo el 25 de febrero de 2025, apenas días después de que estallara el escándalo del caso $Libra, una trama de criptonegocios opacos que salpicó a figuras cercanas al Ejecutivo. Desde entonces, las gestiones para concretar la entrega del premio siguieron su curso, ignorando los antecedentes judiciales del organizador.
La ceremonia en la Casa Rosada fue presentada por la OEB como un reconocimiento al “aporte de Milei en la difusión del conocimiento económico en la región”. Para el mandatario, fue la oportunidad perfecta para sumar otro galardón a su vitrina. Pero para muchos, este “trofeo” es apenas otro capítulo en la saga de premios de dudosa procedencia que el presidente viene acumulando desde que asumió.
Los detractores no tardaron en acusar al Gobierno de usar este tipo de distinciones como cortina de humo para tapar problemas más urgentes. “Es como recibir un diploma de honestidad de manos de Al Capone”, ironizó un dirigente opositor, dejando en claro la gravedad del papelón diplomático.
En Brasil, la noticia generó reacciones mixtas: mientras algunos medios la trataron como una anécdota pintoresca, otros la calificaron como “un acto de cinismo internacional”.
Entre premios cuestionados, economistas con prontuario y escándalos cripto, la imagen de Milei sigue atada a una cadena de episodios donde la pompa y el bochorno caminan de la mano. Y, por lo visto, todavía queda mucho por ver.