En una jornada marcada por la tensión y el creciente malestar en el sector público, trabajadores del Hospital Garrahan llevan adelante un paro de 24 horas con movilización al centro porteño. La medida de fuerza incluye la suspensión de actividades habituales, manteniendo únicamente las guardias mínimas, y una marcha que parte desde el Congreso hacia Plaza de Mayo.
El reclamo, encabezado por médicos, residentes, técnicos, enfermeros y personal administrativo, pone en evidencia el impacto del ajuste sobre uno de los hospitales pediátricos más importantes del país. Exigen una urgente recomposición salarial, con un piso de $1.800.000 para los cargos iniciales, ante una ola de renuncias que ya superó los 200 casos. La protesta también denuncia una caída del 54 % del presupuesto en términos reales, lo que compromete la calidad de atención y el funcionamiento general del centro de salud.
El conflicto no se limita a lo salarial. Los trabajadores acusan al gobierno nacional de impulsar un vaciamiento progresivo del sistema público de salud, con medidas que apuntan a la precarización laboral, el recorte de insumos y la designación de funcionarios sin experiencia ni formación en el área pediátrica. En ese contexto, la reciente designación del nuevo director médico del Garrahan, sin antecedentes en la especialidad ni trayectoria hospitalaria, desató una fuerte reacción interna.
La movilización de hoy se inscribe en una escalada de acciones que incluyen cabildos abiertos, abrazos simbólicos y paros sectoriales. A pesar de la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, los trabajadores decidieron sostener la medida ante la falta de respuesta oficial. La ausencia de diálogo y la indiferencia de las autoridades nacionales alimentan el clima de conflicto.
Diversos gremios estatales, organizaciones sociales, agrupaciones políticas y colectivos vinculados a los derechos humanos acompañan la jornada, que se desarrolla con cortes de tránsito y presencia masiva en las calles. Familiares de pacientes y vecinos también se suman en defensa de un hospital que cumple un rol clave para miles de niñas y niños de todo el país.
El Garrahan no es un caso aislado: es el reflejo de una política sanitaria que prioriza el ajuste por sobre el derecho a la salud. En un escenario donde la desinversión golpea a hospitales, programas sociales y sectores estratégicos del Estado, el personal del Garrahan encabeza hoy una señal de alerta que trasciende lo sectorial. La defensa del hospital es, en este contexto, también una defensa del Estado y de la salud pública como pilar de la igualdad y el federalismo.