El Gobierno nacional oficializó este martes un profundo cambio en la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que afectan desde la dirección hasta las funciones clave del organismo. La medida fue publicada en el Boletín Oficial mediante el Decreto 447/2025 y fue justificada como parte de un proceso de “modernización y eficiencia” institucional.
Hasta ahora, la Agencia -que financia proyectos de investigación, innovación y desarrollo científico-tecnológico- contaba con una conducción integrada por un presidente y diez vocales ad honorem. Ese esquema será reemplazado por un presidente y dos directores designados directamente por el Poder Ejecutivo. Según el nuevo texto, estas autoridades deberán “evaluar los instrumentos de promoción, fomento y financiamiento”, además de procurar y administrar fondos, tanto nacionales como internacionales.
Sin embargo, el decreto también elimina funciones clave que antes eran responsabilidad de la Agencia: ya no tendrá a su cargo la selección, aprobación, supervisión ni evaluación de los instrumentos promocionales, ni tampoco la gestión económico-financiera ni administrativa. Estos cambios, según denuncian expertos del sector, reducen drásticamente la autonomía operativa del organismo.
En los considerandos, el Gobierno argumentó que la reforma busca “optimizar el aprovechamiento de las oportunidades y recursos que representa para Argentina el nuevo escenario mundial” signado por la innovación tecnológica, y cuestionó el “exceso de burocracia” en la estructura anterior. Además, sostuvo que los ajustes responden a los lineamientos de la Ley de Bases impulsada por el oficialismo.
La Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT) respondió con dureza a la medida, calificándola como “una destrucción del carácter federal y plural de la Agencia”, con el fin de “vetar voces disonantes” en la conducción. También advirtieron sobre la desaparición de programas fundamentales como Construir Ciencia y Equipar Ciencia, y denunciaron actos de “censura y discriminación”.
Esta resolución se suma a un clima de creciente tensión en el ámbito científico. En mayo, miles de investigadores, becarios y científicos protagonizaron una movilización masiva bajo la consigna “no al cientificidio”, utilizando la icónica estética de El Eternauta. La comunidad científica denuncia un ajuste presupuestario que, según estimaciones de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, alcanza un recorte real del 46,5% en dos años.
Y también todo esto se suma la suspensión total de la financiación de proyectos, la pérdida de más de 1.200 puestos de trabajo solo en 2024 y una caída del 30% en el poder adquisitivo de los salarios desde diciembre de 2023.