El 91% de los hogares argentinos está endeudado: radiografía de una crisis estructural

 

Un reciente relevamiento nacional encendió una nueva señal de alarma sobre la situación financiera de las familias argentinas: el 91% de los hogares mantiene algún tipo de deuda, y en la mayoría de los casos, se trata de compromisos asumidos para afrontar gastos básicos, como la alimentación.

 

Según el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas, más de la mitad de las deudas con tarjeta de crédito (el 58%) se destinan a la compra de alimentos. Este dato fue ratificado por Germán Romero, titular del Centro de Almaceneros de Córdoba, quien advierte que el crédito ha dejado de ser un instrumento de financiamiento para convertirse en un salvavidas frente a la pérdida de poder adquisitivo.

 

Un entramado de deudas múltiples

 

El endeudamiento no se reduce a un solo canal. El 65% de los hogares mantiene entre dos y tres deudas activas; un 12% carga con más de tres, y solo el 23% tiene una única deuda. Esta diversificación del endeudamiento revela que las familias no solo enfrentan problemas de liquidez, sino que muchas ya están atrapadas en un ciclo de refinanciación permanente.

 

Inflación y devaluación: los motores del endeudamiento

 

Romero vincula directamente este fenómeno con la devaluación de diciembre de 2023 y el pico inflacionario del último trimestre de ese año, prolongado en los primeros meses de 2024. La combinación explosiva de aumento en precios, caída de salarios reales y ajuste fiscal llevó a las familias a recurrir al crédito como única vía de supervivencia.

 

Endeudarse para comer

 

En una economía estable, el endeudamiento suele estar ligado a inversiones (educación, vivienda, vehículos) o consumo durable. Pero en el contexto argentino actual, endeudarse para cubrir la canasta básica es un síntoma de descomposición social. El uso del crédito para comprar comida revela un problema estructural de ingresos: la mayoría de los hogares no logra llegar a fin de mes ni siquiera con su salario completo.

 

Una bomba de tiempo social

 

Este modelo es insostenible a largo plazo. A medida que las familias destinan un porcentaje creciente de sus ingresos al pago de deudas, su capacidad de consumo y ahorro se reduce drásticamente. Esto no solo impacta en su bienestar, sino también en el dinamismo de la economía en general.

 

Si no se revierten las condiciones macroeconómicas que llevaron a esta situación (alta inflación, caída del salario real, recorte del gasto público) el endeudamiento seguirá profundizándose, convirtiéndose en un factor de inestabilidad social tan importante como la pobreza o el desempleo.

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