Tras meses de deterioro en el poder adquisitivo y sin una estrategia clara para frenar la caída del salario real, el Gobierno nacional convocó para este lunes a una nueva reunión del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. La convocatoria, que llega en la víspera del Día Internacional del Trabajador, busca fijar un nuevo piso salarial y los montos de la prestación por desempleo, aunque sin señales firmes de una recomposición real frente a la inflación.
Desde que asumió Javier Milei, el salario mínimo perdió de manera sostenida contra la suba de precios. Solo en los primeros tres meses de 2025, el ingreso mínimo aumentó apenas un 3,53%, frente a una inflación acumulada del 8,6%. La diferencia no es menor y se suma a los golpes recibidos por los trabajadores en diciembre y enero, cuando el Gobierno dejó congelado el salario mínimo en medio de una devaluación y un ajuste brutal.
La falta de convocatoria al Consejo del Salario durante los primeros meses de gestión fue una señal clara de desinterés por el diálogo social. La política de “licuación” de ingresos impulsada por el Ejecutivo no solo achicó el poder de compra de los salarios, sino que empujó a miles de trabajadores por debajo de la línea de pobreza.
La resolución 1/2025 publicada en el Boletín Oficial convoca a representantes gremiales, empresariales y estatales a una sesión plenaria ordinaria para este 29 de abril a las 12:30, en formato virtual. Previamente, a las 10:00, se reunirá la Comisión del Salario Mínimo y de las Prestaciones por Desempleo. El texto oficial justifica la medida afirmando que “resulta pertinente decidir la convocatoria”, pero no ofrece detalles sobre posibles montos de actualización.
Lejos de una verdadera negociación, el encuentro parece más una formalidad que una respuesta efectiva a la urgencia económica. Con una canasta básica que no deja de subir y un mercado laboral en retroceso, los aumentos simbólicos del salario mínimo no alcanzan para revertir el empobrecimiento generalizado de los trabajadores.
Mientras el Gobierno insiste en mostrar señales de orden fiscal hacia los mercados, el impacto directo del ajuste lo siguen pagando los sectores populares. Y el salario mínimo, lejos de ser una herramienta de protección, se ha convertido en otro reflejo del desamparo.