Francisco: un líder espiritual que compartía con Quintela la defensa de los más humildes

El fallecimiento del Papa Francisco, a sus 88 años, generó un profundo pesar en todo el mundo, y especialmente en la La Rioja, donde su figura ha sido históricamente muy valorada, no solo por su cercanía con el pueblo argentino y su legado como primer pontífice latinoamericano, sino también por su mirada profundamente humana y comprometida con los sectores más vulnerables de la sociedad. Esa visión, tan cercana a monseñor Angelelli, fue compartida y celebrada por el gobernador Ricardo Quintela, quien tuvo la oportunidad de encontrarse con Francisco en agosto de 2024 en una audiencia privada en Roma.

En ese cónclave, el mandatario riojano y el Papa abordaron temas que hacen a la justicia social, la inclusión y los derechos de las personas más postergadas. La recepción del Papa fue calificada por Quintela como “emocionante y cálida”, y se convirtió en una experiencia personal y política significativa, en la que pudo compartir los avances en la reforma constitucional de La Rioja, incluyendo el proyecto de Renta Básica Universal.

Ambos líderes, desde sus respectivos lugares, coincidieron en una concepción política del mundo centrada en la dignidad humana, el trabajo, el cuidado de los pobres, y la redistribución equitativa de la riqueza. No es casual que Francisco haya hablado en reiteradas ocasiones de la necesidad de una “economía con rostro humano”, que priorice la solidaridad frente al egoísmo del mercado.

En esa misma línea, Quintela impulsó e impulsa políticas públicas que buscan garantizar derechos y oportunidades para todos los riojanos, especialmente para los que más lo necesitan, enfoque que contrasta de manera tajante con la mirada del actual gobierno nacional encabezado por Javier Milei, que se ha mostrado abiertamente hostil hacia la figura del Papa Francisco y hacia cualquier iniciativa de corte distributivo. El propio presidente -que hoy se desarma en elogios hacia Franciso- supo calificar al pontífice como “el representante del maligno en la Tierra”, acusándolo de propagar ideas colectivistas y de “hacer política con los pobres”.

En su programa económico, Milei plantea una retirada del Estado en áreas clave como la salud, la educación y la asistencia social, una dirección que choca de frente con el legado de Francisco y con la gestión de gobiernos provinciales como el de La Rioja, que resisten al desfinanciamiento.

El contraste no puede ser más elocuente: mientras Francisco hablaba de una “Iglesia pobre para los pobres” y de la necesidad de construir una sociedad más justa, desde el Ejecutivo nacional se siguen promoviendo políticas de ajuste que afectan a millones de argentinos, especialmente a los sectores más vulnerables. En este contexto, la figura del Papa vuelve a emerger como faro ético, incluso después de su muerte, y su legado sigue siendo una referencia ineludible para dirigentes que, como Quintela, creen en una política al servicio de los más débiles.

La Rioja despide con dolor al Papa Francisco, pero también con gratitud y compromiso. “Tus palabras nos abrazaron en los momentos más oscuros. Nos llamaron a mirar al otro con compasión, a construir puentes, a no rendirnos nunca frente al dolor ni a la indiferencia”, dijo el gobernador Quintela en sus redes sociales, remarcando que el pontífice argentino será recordado como un líder espiritual y social, cuya voz se alzó sin temor frente a las injusticias del mundo contemporáneo, y que ese vacío «solo puede llenarse con más amor, más humildad, más entrega».

Las visitas de Bergoglio a La Rioja

La primera visita de Jorge Bergoglio a la provincia se remonta al 13 de junio de 1973, por entonces, como parte de la Compañía de Jesús. Llegó junto a otros jesuitas para participar de un retiro dirigido por el entonces obispo Enrique Angelelli. Aquel encuentro no fue solo espiritual, sino profundamente formativo. «Fueron días inolvidables, días en que recibimos la sabiduría de un pastor que dialogaba con su pueblo», recordaría años después.

Apenas dos meses más tarde, el 14 de agosto del mismo año, volvió a La Rioja acompañando al Padre General Pedro Arrupe. Allí se reencontró con la comunidad y expresó su admiración por «las mujeres riojanas guerreras, que llevan adelante las cosas de Dios con verdadero coraje». En aquel contexto, Bergoglio, que solía bromear con ser «un poeta frustrado», escribió unos versos sobre el alma del pueblo riojano, que aún hoy resuenan en la memoria colectiva.

La tercera visita tuvo lugar el 4 de agosto de 2006, ya como cardenal. Con motivo del 30 aniversario del martirio de Monseñor Angelelli, presidió una misa en la Catedral, y compartió su testimonio con la comunidad, en especial con los curas Martínez, González y La Civita, a quienes había acompañado desde sus tiempos de formación. En su homilía, resaltó la figura de Angelelli como «un hombre de encuentro» y llamó a construir una patria «libre de prejuicios, de componendas, de ambiciones, de ideologías… hombres y mujeres de Evangelio».

Finalmente, la Diócesis recordó una cuarta visita, no oficial, ocurrida en marzo de 1978. En aquella ocasión, Bergoglio se alojó durante tres días en el Obispado de La Quebrada para predicar el retiro de ordenación de «los changos del Jefe» -los padres La Civita, Quique Martínez y Carlos González- reafirmando una vez más su compromiso con la formación y el acompañamiento pastoral.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *