El conflicto entre el Gobierno de Javier Milei y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sumó un nuevo capítulo tras la violenta represión en la manifestación frente al Congreso. A raíz de lo sucedido, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, pidió a los clubes de fútbol expulsar a los socios que participaron en la protesta, una medida que desde el mundo del fútbol consideran «inviable e incoherente».
Luego de la represión a hinchas y jubilados que se manifestaban contra las políticas de ajuste, Bullrich anunció que solicitaría a los clubes identificar y expulsar a los socios que participaron en la marcha. Sin embargo, la estrategia del Gobierno, que intentó vincular la protesta con la presencia de barrabravas, rápidamente perdió sustento cuando se supo que Hugo Bellón, ex presidente de Nueva Chicago y dirigente de ATE, era uno de los señalados, junto a otro miembro del gremio que ni siquiera es hincha del club de Mataderos.
Desde los clubes, la respuesta fue unánime: la propuesta es inviable y atenta contra el derecho a la libre expresión. Marcelo Achile, presidente de Defensores de Belgrano, calificó la medida como «incoherente» y expresó su preocupación por la postura del Gobierno.
Además, desde la AFA desmintieron que existiera un llamado previo entre Bullrich y la dirigencia del fútbol argentino para coordinar esta acción. Sin embargo, confirmaron que Franco Berlín, responsable de Seguridad Deportiva, advirtió a los clubes sobre un decreto que impondría el derecho de admisión a quienes participaran en la manifestación.
Este nuevo episodio se suma a las tensiones previas entre la AFA y el Gobierno Nacional, que el año pasado protagonizaron una fuerte disputa por la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Aunque la situación parecía haberse calmado, la desconfianza entre ambas partes persiste. Desde el Ejecutivo temen que el fútbol se convierta en una plataforma de protesta social, tal como ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri.
Por su parte, los clubes expresan su preocupación por la posible militarización de los estadios, la aplicación arbitraria del derecho de admisión y las presiones fiscales que podrían afectar su funcionamiento.
Mientras Bullrich apuntaba contra supuestos barrabravas, los clubes bajo el ala de la AFA llevaron adelante una movida solidaria el pasado fin de semana, recibiendo donaciones y distribuyendo ayuda social en sus comunidades. Esta acción reafirmó el rol social de los clubes, que muchas veces suplen la ausencia del Estado en los barrios más vulnerables.
En este escenario, el fútbol argentino no solo resiste las presiones políticas, sino que también se posiciona como un espacio de contención social, lejos de la lógica represiva que intenta imponer el Gobierno Nacional.