Desde hoy rige en Estados Unidos la imposición de un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio, una medida que afecta directamente a la industria argentina, que en 2024 exportó más de 600 millones de dólares en estos productos al mercado norteamericano. Aunque el sector privado esperaba una negociación bilateral para que Argentina quedara exceptuada, por el momento esto no ocurrió, lo que genera incertidumbre en las empresas afectadas.
Impacto en la producción argentina
El año pasado, Aluar, la única productora de aluminio del país, exportó 530 millones de dólares a Estados Unidos, lo que representa el 40% de sus ventas al exterior. La empresa teme que el encarecimiento del producto debido al arancel genere una caída en la demanda y, en consecuencia, en los precios.
En el caso del acero, las exportaciones argentinas a EE.UU. ya eran limitadas debido a medidas antidumping previas. Sin embargo, Tenaris, del grupo Techint, vendió barras de acero por unos 100 millones de dólares en 2023, que ahora también estarán sujetas al 25% de arancel. Fuentes del sector indicaron que el mayor impacto recaerá sobre la filial de Tenaris en Texas, que deberá pagar más caro el insumo.
Si bien la medida afecta a todos los países exportadores de acero y aluminio, en la industria argentina hay preocupación ante la posibilidad de que EE.UU. otorgue excepciones a ciertos proveedores estratégicos, como Canadá. “Si Estados Unidos acuerda un trato preferencial con Canadá, que provee entre el 70% y el 80% del aluminio que compra el país, sí podríamos perder mercado”, advirtieron fuentes del sector.
Además, el aumento de costos podría llevar a fabricantes estadounidenses a sustituir el aluminio por otros materiales, como el vidrio, o a reducir la producción si los precios se encarecen demasiado. Aluar ya comenzó a registrar una caída en las ventas debido a la incertidumbre del mercado.
Mientras el mercado asimila el impacto de los nuevos aranceles, el sector privado y el Gobierno argentino están atentos a la posibilidad de entablar negociaciones para avanzar en un esquema de “aranceles recíprocos”. Sin embargo, según un análisis del economista Maximiliano Gutiérrez, publicado por Infobae, esta estrategia podría representar un costo significativo para Argentina, ya que implicaría una reducción de aranceles del 60% en promedio sobre las importaciones estadounidenses. La pertenencia al Mercosur también podría limitar la capacidad del país para implementar una política de reciprocidad arancelaria sin afectar acuerdos comerciales regionales.
La nueva ola de aranceles impuesta por Trump afecta no solo a Argentina, sino también a sus principales socios comerciales, como Canadá y México. Según la agencia Reuters, el valor total de las importaciones impactadas por la medida supera con creces los 50.000 millones de dólares alcanzados en la primera ronda de tarifas impuestas en 2018. A esto se suman los aranceles adicionales del 25% que entrarán en vigor en julio y que impactarán productos provenientes de Canadá y México, en un intento de la administración Trump por combatir el tráfico de fentanilo.
Si bien la intención de Estados Unidos es fortalecer su producción interna de acero y aluminio, la medida genera preocupaciones sobre el impacto en los costos y la competitividad de las industrias locales. Mientras tanto, la industria argentina se mantiene en alerta, a la espera de posibles negociaciones que permitan mitigar las consecuencias de esta decisión.